Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
Ya las lecciones sobre Nietzsche habían dejado en evidencia<br />
que la «era de la metafísica», a la cual éste había puesto fin, sólo era<br />
superable desde <strong>el</strong> ámbito de pensamiento abierto por Holderlin al<br />
restablecer <strong>el</strong> vínculo entre griegos y alemanes e imponer a éstos la<br />
urgencia de desarrollarlo. El «regreso» a Hölderlin para <strong>Heidegger</strong> no<br />
era, entonces, sino <strong>el</strong> renovado intento de vivificar la «esencia<br />
alemana» con su propia fuerza, original, superior. Sólo en ese ámbito<br />
era posible, según <strong>Heidegger</strong>, replantear la cuestión d<strong>el</strong> «ser».<br />
El contexto histórico y editorial en <strong>el</strong> cual <strong>Heidegger</strong> publicó su<br />
escrito Andenken queda definido ante todo por los esfuerzos de las<br />
autoridades nazis por utilizar a Hölderlin para su propaganda y<br />
agitación cultural. El centenario de su muerte (1943) sirvió como<br />
motivo concreto para realizar una campaña que, en lodo <strong>el</strong> Reich,<br />
promovió más de trescientos actos festivos. 237 El centro espiritual de<br />
estas c<strong>el</strong>ebraciones fue, naturalmente, Tubinga. A la fundación, o<br />
renovación, de la Sociedad-Hölderlin, cuyo protectorado fue asumido<br />
por Goebb<strong>el</strong>s, 238 se sumó la iniciativa de editar nuevamente sus obras<br />
en Stuttgart. 239 El día en que se conmemoraba su muerte la tumba<br />
d<strong>el</strong> poeta quedó cubierta por innumerables coronas entre las que se<br />
destacaba la de Adolf Hitler. 240<br />
El trabajo de Martin <strong>Heidegger</strong> fue incluido en un tomo cuya<br />
publicación formaba parle de ese conjunto de homenajes. Editado por<br />
Paul Kluckhohn en 1943 (segunda edición en 1944), su publicación<br />
fue financiada por la Universidad de Tubinga y la administración de la<br />
ciudad. En la introducción, Kluckhohn escribe: «La lucha espiritual<br />
contra <strong>el</strong> siglo XIX, llevada a cabo en transformaciones y revoluciones<br />
de las concepciones d<strong>el</strong> mundo, de las ciencias y <strong>el</strong> arte, hizo que los<br />
jóvenes se acordasen nuevamente de él. Para <strong>el</strong> movimiento juvenil,<br />
Holderlin se convirtió en <strong>el</strong> poeta capaz de dar a más de un joven una<br />
actitud nueva ante la vida y la muerte en medio de las conmociones<br />
de la Primera guerra mundial […] La gran revolución política que<br />
comenzó con la guerra ha puesto en un lugar de honor la obra de<br />
Hölderlin. Su extraordinaria importancia ha sido percibida por los<br />
mejores hombres d<strong>el</strong> pueblo alemán y su influencia viva no es<br />
igualada ahora por ningún otro poeta. También en la Segunda guerra<br />
mundial, en medio de la cual hoy debemos luchar, él es –<br />
nuevamente y en mayor medida que en la Primera guerra- para<br />
muchos combatientes una fuerza de fuerza espiritual, un apoyo<br />
interior y un genio que los bendice […]. Por eso es que <strong>el</strong> centenario<br />
de su muerte, cuando nos encontramos en medio de duros combates,<br />
no pasará inadvertido». 241 En <strong>el</strong> mismo sentido escribía <strong>el</strong> poeta<br />
Josef Weinheber en su introducción al tomo : « Tú intuiste qué es<br />
para nosotros la Patria / es <strong>el</strong> Occidente / Tú lo asumiste por<br />
completo / Apolo o Cristo / tú sentiste lo que necesitábamos / De<br />
nuevo es la Revolución, porque tú nos conduces. / Alemán es <strong>el</strong><br />
tiempo. / Y ningún tiempo fue tan alemán como éste./ Condúcenos,<br />
genio / escucha cómo los que caen / dirigen hacia ti, Héroe, sus<br />
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