Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
La respuesta siguiente de Marcuse es d<strong>el</strong> 13 de mayo de 1948:<br />
«Durante mucho tiempo no supe si debía contestar a su carta d<strong>el</strong><br />
20.1.1948. Tiene usted razón al decir que una conversación con<br />
personas que desde 1933 no han estado en Alemania es,<br />
evidentemente, muy difícil. Sólo que la razón, creo yo, no debe<br />
buscarse en <strong>el</strong> desconocimiento d<strong>el</strong> estado de cosas en Alemania bajo<br />
<strong>el</strong> <strong>nazismo</strong>. Conocíamos bien <strong>el</strong> estado de las cosas, quizá mejor que<br />
los que vivían en Alemania. El contacto inmediato que tuve con<br />
muchas de estas personas me ha convencido de <strong>el</strong>lo. La razón d<strong>el</strong><br />
difícil entendimiento tampoco estriba en <strong>el</strong> hecho de que "juzguemos<br />
<strong>el</strong> comienzo d<strong>el</strong> movimiento nacionalsocialista partiendo de su final".<br />
Sabíamos, y yo mismo alcancé a verlo todavía, que <strong>el</strong> comienzo ya<br />
contenía <strong>el</strong> final, ya constituía <strong>el</strong> final. Nada se ha añadido que no<br />
estuviera presente desde <strong>el</strong> principio. El diálogo es difícil, a mi juicio,<br />
porque la gente en Alemania estaba expuesta a una total perversión<br />
de sus conceptos y sentimientos, que muchos aceptaron más que<br />
gustosamente. De otro modo no se explica que usted, que ha sido<br />
capaz como ningún otro de comprender <strong>el</strong> pensamiento occidental,<br />
pudiese ver en <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong> una "renovación espiritual de la vida<br />
entera" y una "salvación d<strong>el</strong> ser occidental frente a los p<strong>el</strong>igros d<strong>el</strong><br />
comunismo" (que, en mi opinión, constituye un componente esencial<br />
de esa realidad). Esto no es un problema político, sino casi un<br />
problema de cognición, diría yo, un problema int<strong>el</strong>ectual, de<br />
conocimiento de la verdad. Usted, <strong>el</strong> filósofo, ¿ha confundido la<br />
liquidación d<strong>el</strong> ser occidental con su renovación ¿No era evidente esa<br />
liquidación en cada una de las palabras d<strong>el</strong> Führer, en cada uno de<br />
los gestos de las SA, ya mucho antes de 1933».<br />
Marcuse se refiere más concretamente a la postura de<br />
<strong>Heidegger</strong> con respecto al Holocausto: «Sólo quiero comen-lar un<br />
párrafo de su carta, no sea que mi silencio pueda ser interpretado<br />
como aquiescencia; usted escribe que todo lo que digo sobre <strong>el</strong><br />
exterminio de los judíos vale exactamente igual para los aliados si en<br />
vez de judíos ponemos a los alemanes d<strong>el</strong> Este. ¿No se coloca usted<br />
con esta frase fuera de la dimensión lógica; es posible explicar, saldar<br />
y "aprehender" un crimen, alegando que también otros han<br />
perpetrado acciones parecidas Más aún, ¿cómo es posible poner la<br />
tortura, la mutilación, la aniquilación de millones de seres humanos<br />
en <strong>el</strong> mismo plano que <strong>el</strong> traslado forzoso de grupos étnicos, en cuyo<br />
transcurso no se cometieron ninguna de esas atrocidades (dejando<br />
aparte quizás algunos casos excepcionales)<br />
«En <strong>el</strong> estado actual d<strong>el</strong> mundo podemos afirmar que toda<br />
diferencia entre inhumanidad y humanidad reside en la diferencia<br />
entre los campos de concentración nazis y las deportaciones y<br />
campos de internamiento de la posguerra. Según su argumentación,<br />
los aliados tendrían que haber conservado Auschwitz y Buchenwald,<br />
y todo lo que allí sucedió, para los «alemanes d<strong>el</strong> Este» y para los<br />
nazis, y así estarían las cuentas saldadas. Pero si la diferencia entre<br />
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