Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> comunicó su dimisión al rectorado a sus<br />
colaboradores inmediatos (<strong>el</strong> canciller y los cinco decanos) en <strong>el</strong> curso<br />
de una reunión, <strong>el</strong> 23 de abril de 1934. En ese momento se estaba<br />
discutiendo la posibilidad de que <strong>el</strong> economista Adolf Lampe<br />
continuara a cargo provisionalmente de la cátedra ocupada por <strong>el</strong><br />
profesor Karl Diehl. <strong>Heidegger</strong> y Wolf se oponían violentamente a<br />
<strong>el</strong>lo. En ese contexto <strong>Heidegger</strong> envió su última comunicación<br />
administrativa al Ministerio d<strong>el</strong> país de Bade <strong>el</strong> 23 de abril de 1934. 296<br />
Hay que señalar también que Adolf Lampe era uno de los más<br />
decididos adversarios de <strong>Heidegger</strong>. Junto con G. Ritter y otros<br />
profesores formó parte d<strong>el</strong> tribunal que, después de la guerra, decidió<br />
suspender a <strong>Heidegger</strong> como docente en la Universidad de Friburgo.<br />
Finalmente Ott ha demostrado también que la afirmación de<br />
Martin <strong>Heidegger</strong> según la cual <strong>el</strong> diario nacionalsocialista d<strong>el</strong> país de<br />
Bade, Der Alemanne, habría saludado la llegada d<strong>el</strong> profesor Kern al<br />
rectorado como la d<strong>el</strong> «primer rector nacionalsocialista de la<br />
Universidad de Friburgo» 297 es falsa. En <strong>el</strong> número d<strong>el</strong> 30 de abril de<br />
1934 <strong>el</strong> diario se limita a reproducir la decisión ministerial bajo <strong>el</strong><br />
siguiente título: «Cambio en <strong>el</strong> rectorado de la Universidad de<br />
Friburgo»; en <strong>el</strong> texto ministerial, <strong>Heidegger</strong> recibía las gracias por su<br />
gestión. 298<br />
Parece, pues, que la iniciativa de su partida recae sobre él<br />
mismo. Sin embargo, si bien no se puede hablar de una intriga<br />
fomentada por <strong>el</strong> Ministerio y las fuerzas conservadoras de la<br />
universidad, se puede comprobar que su acción apuntaba a tal<br />
propósito. Nacionalsocialista, populista a ultranza, «revolucionario»,<br />
reb<strong>el</strong>de frente a todo compromiso con la necesidad de respetar un<br />
ritmo de desarrollo político por «etapas», <strong>Heidegger</strong> era un p<strong>el</strong>igro,<br />
tanto para la dirección política nazi como para los conservadores,<br />
quienes veían amenazada la estructura universitaria en <strong>el</strong> seno de la<br />
cual sus funciones estaban más o menos aseguradas. Para la<br />
dirección política, <strong>Heidegger</strong> representaba un p<strong>el</strong>igro porque su<br />
posición revolucionaria ponía en cuestión todas las alianzas y<br />
transacciones necesarias en un momento en que la cuestión<br />
fundamental era la consolidación d<strong>el</strong> poder. El pacto entre «lo viejo»<br />
y «lo nuevo» que <strong>Heidegger</strong> denuncia en su texto de 1945, 299 se<br />
apoyaba sobre razones políticas insostenibles para él e incompatibles<br />
con su opción nacionalsocialista radical. Así es que las motivaciones<br />
para apartar a <strong>Heidegger</strong> eran para unos y para otros muy diferentes.<br />
Diferente también era la r<strong>el</strong>ación de Martin <strong>Heidegger</strong> con estos dos<br />
grupos. Mientras que la abierta hostilidad de los conservadores no<br />
cesaría jamás, los vínculos d<strong>el</strong> partido y de las autoridades con<br />
<strong>Heidegger</strong> eran distintos. Con su dimisión, <strong>Heidegger</strong> hizo posible <strong>el</strong><br />
retorno a la «normalidad» de la Universidad de Friburgo. Esto es lo<br />
que afirma claramente, desde <strong>el</strong> punto de vista conservador, <strong>el</strong><br />
profesor Constantin von Dietze cuando recuerda la situación de<br />
aqu<strong>el</strong>los tiempos: «Tras <strong>el</strong> rectorado de <strong>Heidegger</strong>, una cierta calma<br />
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