Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
debe señalar también <strong>el</strong> artículo de Hermann Herrig<strong>el</strong>, aparecido en la<br />
Frankfurter Zeitung, donde saluda efusivamente la llegada de<br />
<strong>Heidegger</strong> a Berlín; <strong>el</strong> propio Herrig<strong>el</strong> encontrará poco tiempo<br />
después términos aún más entusiastas para aplaudir <strong>el</strong> discurso d<strong>el</strong><br />
rectorado pronunciado por <strong>Heidegger</strong> en 1933. 217<br />
Si se considera que <strong>Heidegger</strong> había sido resistido por la<br />
facuitad de Berlín y había rechazado <strong>el</strong> puesto, sobre todo, por esa<br />
razón, se puede pensar que la polémica desatada reforzó no sólo su<br />
convicción de que era necesaria una reforma universitaria radical,<br />
sino además su determinación de establecer vínculos profundos con<br />
<strong>el</strong> mundo de los estudiantes, quienes en esa época lo tenían por «<strong>el</strong><br />
rey sin corona d<strong>el</strong> imperio d<strong>el</strong> pensamiento», según la expresión de<br />
Hannah Arendt. 218 En este contexto cobra significado <strong>el</strong> encuentrodu<strong>el</strong>o<br />
con Cassirer en Davos, ya que Cassirer había sido, en<br />
definitiva, <strong>el</strong> vencedor moral d<strong>el</strong> concurso de Berlín.<br />
El juicio de Hannah Arendt, quien estudiaba entonces con<br />
<strong>Heidegger</strong> en Friburgo, pone en evidencia un aspecto fundamental d<strong>el</strong><br />
desarrollo de la personalidad de <strong>Heidegger</strong> y de su posición<br />
universitaria y política en los años 30, y permite comprender la<br />
importancia decisiva de esta etapa para las posiciones filosóficas y<br />
políticas que adoptará a partir de 1933. En efecto, tanto <strong>el</strong> análisis de<br />
su actividad en Marburgo como <strong>el</strong> informe de Georg Misch para la<br />
Facultad de Gotinga, y más tarde <strong>el</strong> informe de la facultad de Berlín,<br />
además de los comentarios de prensa, indican que Martin <strong>Heidegger</strong><br />
gozaba de una enorme popularidad y que su personalidad ejercía una<br />
atracción especial sobre los estudiantes. Esa época estaba marcada<br />
por la severa amargura provocada por la derrota alemana en la<br />
Primera guerra mundial, en una juventud estudiantil extremadamente<br />
nacionalista, pero también por la insatisfacción de esa juventud frente<br />
a un racionalismo escolástico «de insondable tedio». 219<br />
La aparición de una personalidad tan fuerte como la de Martin<br />
<strong>Heidegger</strong>, que «guiaba» a los jóvenes espíritus hacia une<br />
cuestionamiento radical de los supuestos d<strong>el</strong> pensamiento tradicional,<br />
sólo podía adquirir un poderoso impulso. Si bien <strong>Heidegger</strong> no había<br />
expuesto aún su posición en obras sistemáticas y, por <strong>el</strong> contrario,<br />
sus trabajos se difundían sobre todo de mano en mano, en forma de<br />
notas tomadas en los cursos y seminarios, su actitud innovadora y<br />
llena de frescura, su estilo inédito, que provocaba y exigía una<br />
participación activa de los estudiantes en cada momento de la<br />
reflexión, aparecía como una verdadera revolución en unos años que,<br />
dejando a un lado las tentativas demasiado científicas de Husserl, no<br />
veían surgir nada nuevo en <strong>el</strong> paisaje filosófico alemán. 220 A este<br />
estilo pertenecía también una estricta y exigente disciplina, al servicio<br />
«de las cosas mismas», que hacía de la actividad filosófica algo<br />
diferente d<strong>el</strong> aprendizaje de un «oficio».<br />
Imaginamos que «<strong>el</strong> rey sin corona d<strong>el</strong> imperio d<strong>el</strong><br />
pensamiento» no podía sino suscitar c<strong>el</strong>os e inquietud entre sus<br />
92