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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

expulsados de Viena en 1491, los judíos vieneses consiguen vivir en<br />

una r<strong>el</strong>ativa calma pero son nuevamente expulsados a finales de<br />

1669. Presionados y explotados, perseguidos e incluso en ocasiones<br />

enviados masivamente a la hoguera (en Salzburgo), se los hacía<br />

responsables de las crisis económicas, pese a que la economía era un<br />

sistema que en absoluto controlaban, así como de las pestes y de las<br />

catástrofes naturales.<br />

Los años de la prédica de Abraham a Sancta Clara abarcan <strong>el</strong><br />

período posterior a la segunda expulsión; la violencia de su<br />

antisemitismo es notable. Ante todo trataba de justificar la medida<br />

tomada por <strong>el</strong> emperador Leopoldo y mantener vivo <strong>el</strong> odio hacia los<br />

judíos: «El hebreo es ateo, le falta <strong>el</strong> honor, la conciencia, la virtud, la<br />

fid<strong>el</strong>idad e incluso la razón. Y esto en él es incurable». El judío es <strong>el</strong><br />

enemigo mortal de todo lo cristiano y «podríamos llenar libros y más<br />

libros con sus canalladas». En su crónica de la peste, Abraham a<br />

Sancta Clara acusa a las brujas y a los judíos de ser los autores<br />

directos y voluntarios de esta terrible tragedia: “Es notorio que <strong>el</strong><br />

flag<strong>el</strong>o pestilente ha sido obra d<strong>el</strong> enemigo perverso, los judíos, los<br />

sepultureros y las brujas”. 53 Desde la cátedra, da por verdaderas las<br />

leyendas medievales según las cuales los judíos profanaban las<br />

hostias consagradas y sacrificaban a los niños bautizados para<br />

c<strong>el</strong>ebrar sus cultos demoníacos: «Este maldito perverso ha de ser<br />

perseguido allí donde se encuentre [...]. A causa de lo que le hicieron<br />

a Jesús, las narices de sus niños se les llenan de gusanos cada<br />

Viernes Santo, nacen con dientes de cerdo, y los hijos de aqu<strong>el</strong>los<br />

que lo flag<strong>el</strong>aron tienen <strong>el</strong> brazo derecho más corto que <strong>el</strong><br />

izquierdo». 54 O aún más: «Después de Satán, los peores enemigos de<br />

los hombres son los judíos. [...] por sus creencias, no sólo merecen la<br />

horca sino también la hoguera». 55 La literatura antisemita abundaba<br />

en la época, pero Abraham a Sancta Clara se distingue entre los<br />

escritores de su tiempo por su virulencia. Así lo piensa, entre otros,<br />

0. Frankl, 56 cuya opinión refleja la forma en que se consideraba al<br />

predicador agustino en los años en que Martin <strong>Heidegger</strong> publicó su<br />

artículo.<br />

El antisemitismo y la xenofobia de Abraham a Sancta Clara se<br />

despliegan sobre <strong>el</strong> horizonte de un exacerbado nacionalismo. Al<br />

concebir a Austria como parte d<strong>el</strong> mundo alemán, <strong>el</strong> predicador libera<br />

<strong>el</strong> sentido de sus críticas a las costumbres cuando se impone como<br />

criterio de juicio moral «la pureza d<strong>el</strong> campesino suabo» y todo<br />

aqu<strong>el</strong>lo que es Teutsche, por oposición a la invasión de costumbres<br />

venidas de los pueblos extranjeros: Francia, Italia, España. En<br />

Centifolium Stultorum, Abraham se pone en guardia contra <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro<br />

que implica <strong>el</strong> empleo de lenguas extranjeras: hablar un idioma<br />

diferente d<strong>el</strong> alemán es ya adoptar costumbres foráneas y no es raro<br />

que aqu<strong>el</strong>los que se alejan de su lengua materna acaben<br />

convirtiéndose en traidores a la patria. En Lauberhütt II afirma que<br />

los jóvenes alemanes que emigran hacia otros países «para adquirir<br />

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