Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
modestas que formaban la mayoría de la población de los arrabales<br />
vieneses. En 1887 fundó, junto con los sacerdotes A. Latschka y L.<br />
Psenner, <strong>el</strong> órgano antisemita Osterreichischer Volksfreund, y<br />
comenzó su carrera pública con un discurso que, en materia<br />
antisemita, superaba a todo lo que existía en aqu<strong>el</strong>la época. 66<br />
Sostenidos en su mayor parte por <strong>el</strong> joven clero vienés, que se<br />
mostraba reb<strong>el</strong>de frente a la jerarquía conservadora y monárquica,<br />
apoyados también por los jesuitas, Lueger y sus socialcristianos<br />
obtuvieron casi tantos votos como los liberales en las <strong>el</strong>ecciones<br />
locales de 1901. Lueger se convirtió así en <strong>el</strong> jefe d<strong>el</strong> grupo<br />
antisemita en <strong>el</strong> Parlamento, 67 uno de cuyos diputados, Ernst<br />
Schneider, propuso un día, en <strong>el</strong> marco de una iniciativa para<br />
recompensar a todos aqu<strong>el</strong>los que mataran pájaros, que se gratificara<br />
con una prima suplementaria a quien matara a un judío. 68<br />
La representatividad parlamentaria entonces no importaba<br />
mucho en <strong>el</strong> país; en cambio, <strong>el</strong> peso político d<strong>el</strong> ayuntamiento de<br />
Viena era decisivo: <strong>el</strong> movimiento socialcristiano se esforzó entonces<br />
por conquistar ese bastión. El estilo oratorio de los socialcristianos<br />
abundaba en expresiones triviales, dichas en términos dialectales<br />
vieneses, y en ataques contra la retórica liberal, lo cual le valió ganar<br />
un eco considerable entre las masas populares. Sus promesas de<br />
acabar con «los intereses privados judíos que amenazaban con<br />
estrangular la economía y la población» fueron recibidas con<br />
entusiasmo por los funcionarios de la ciudad, pero también y sobre<br />
todo por los numerosos habitantes de los arrabales, sensibles a este<br />
tipo de propaganda. Ellos sufrían los efectos d<strong>el</strong> rápido crecimiento de<br />
la población de Viena, hecho que planteaba terribles problemas de<br />
vivienda, sanidad e higiene, hasta tal punto que la capital austríaca<br />
tenía la mayor proporción de casos de tuberculosis de toda Europa.<br />
Convertido en <strong>el</strong> dirigente indiscutible de los antisemitas y de<br />
los liberales, Lueger organizó una suerte de «lucha de clases» en <strong>el</strong><br />
seno de la Iglesia y de la sociedad vienesa contra la alianza formada<br />
por la jerarquía católica, la aristocracia y los liberales. Ganó en varias<br />
oportunidades las <strong>el</strong>ecciones municipales de Viena. Pero, temiendo<br />
los cambios a que daría lugar su eventual acceso al puesto de alcalde,<br />
<strong>el</strong> emperador se negó a confirmarlo, hasta <strong>el</strong> momento en que se hizo<br />
evidente que <strong>el</strong> fortalecimiento de la socialdemocracia se había<br />
convertido en un factor cada vez más amenazador. Por otra parte, la<br />
socialdemocracia, que aparecía como <strong>el</strong> verdadero enemigo interior,<br />
ponía a la orden d<strong>el</strong> día la revolución violenta, razón por la cual<br />
también estaba considerada como infiltrada por los judíos<br />
denunciados por Lueger y sus partidarios. Finalmente Karl Lueger se<br />
convirtió en alcalde de Viena en 1897 y puso en marcha un largo<br />
proyecto de reformas populistas. Valiéndose de los recursos fiscales<br />
de que disponía en <strong>el</strong> nuevo cargo, compró a los británicos un<br />
sistema de alcantarillado, hizo construir una red de tuberías de gas<br />
para la ciudad y dotó a Viena de líneas de tranvía. Extendió la red de<br />
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