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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

la cultura. Aparece así como una prosa bucólica fundada sobre un<br />

provincialismo reaccionario e irracional. 249 Pero al describir y analizar<br />

<strong>el</strong> mundo que lo rodea, <strong>Heidegger</strong> en verdad reduce y destruye todos<br />

los <strong>el</strong>ementos que podían representar un mundo bucólico. El conjunto<br />

comprende la evocación de su ambiente (tal como lo ven <strong>el</strong> turista y<br />

<strong>el</strong> visitante) y «<strong>el</strong> trabajo». El primero, en tanto naturaleza pura y<br />

simple en <strong>el</strong> transcurrir d<strong>el</strong> tiempo, no es más que un momento de lo<br />

que <strong>Heidegger</strong> llama su universo de trabajo, y es además un efecto<br />

de ese «trabajo». Debajo d<strong>el</strong> mundo natural y cotidiano está <strong>el</strong><br />

trabajo en tanto acto que lo constituye en «universo de trabajo».<br />

Sólo si se comprende esto es posible superar <strong>el</strong> bucolismo aparente y<br />

ver la rigurosa continuidad de este texto con otros trabajos y otros<br />

discursos publicados por <strong>Heidegger</strong> en aqu<strong>el</strong> momento. La cabaña se<br />

convierte entonces, por lo menos, en un lugar de retiro, en <strong>el</strong> sentido<br />

tradicional d<strong>el</strong> término; de la misma manera, este texto tampoco es<br />

una ruptura en <strong>el</strong> plano espiritual con lo que esgrimía Martin<br />

<strong>Heidegger</strong> antes de renunciar al rectorado de la Universidad de<br />

Friburgo. Esa cabaña había sido y sería entonces «un lugar de<br />

trabajo», pero también un lugar donde se c<strong>el</strong>ebrarían las reuniones<br />

más importantes de adoctrinamiento político, una especie de templo<br />

secularizado de lo que se llamaba <strong>el</strong> «nacionalsocialismo friburgués».<br />

Como en una peregrinación, llegaban a Todtnauberg estudiantes y<br />

profesores a reflexionar y a coordinar su acción. A partir de ciertas<br />

perspectivas que unificaban la ciencia, la filosofía y la acción<br />

estudiantil en <strong>el</strong> marco d<strong>el</strong> Servicio d<strong>el</strong> Trabajo, <strong>Heidegger</strong> concebía<br />

al partido como partido nacionalsocialista de los trabajadores, al<br />

Estado como Estado d<strong>el</strong> pueblo alemán y a éste como pueblo que se<br />

pone a trabajar. La austeridad de la cabaña, <strong>el</strong> ascetismo que la<br />

caracteriza, recuerdan la vida monástica. La importancia acordada al<br />

«trabajo» distinguía precisamente la concepción populista d<strong>el</strong><br />

<strong>nazismo</strong>. Si bien <strong>Heidegger</strong> la respalda, <strong>el</strong> texto que estamos<br />

analizando rev<strong>el</strong>a una diferencia. En <strong>el</strong> discurso-homenaje a<br />

Schlageter, al comienzo de su rectorado, <strong>Heidegger</strong> entendía la<br />

naturaleza como la patria de un héroe que funda un proyecto político<br />

de Estado; ahora, sin dejar de apoyar a ese Estado, rescata lo que<br />

considera <strong>el</strong> fundamento generador d<strong>el</strong> auténtico Estado<br />

nacionalsocialista y de la verdadera acción política: la patria local y <strong>el</strong><br />

trabajo que la constituye como tal. Por <strong>el</strong>lo su pensamiento no se<br />

desplaza aquí, como en mayo de 1933, desde la patria (la S<strong>el</strong>va<br />

Negra) hacia <strong>el</strong> héroe (Schlageter) sino a la inversa, de la<br />

cotidianeidad de la vida profesional y política hacia un principio<br />

trascendental. <strong>Heidegger</strong> describe su trabajo en r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong><br />

trabajo de los campesinos:<br />

El trabajo filosófico no se desarrolla como una ocupación desarraigada. Se<br />

sitúa en <strong>el</strong> b<strong>el</strong>lo campo de trabajo de los campesinos. Cuando <strong>el</strong> joven campesino<br />

remolca <strong>el</strong> pesado trineo a lo largo de la pendiente y, sin tardar, lo pilota, con su<br />

alto cargamento de heno, por la p<strong>el</strong>igrosa cuesta que lleva hasta su granja; cuando<br />

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