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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> funda así sus proposiciones para transformar la<br />

universidad y considera la vanguardia de los estudiantes <strong>el</strong> sujeto<br />

histórico d<strong>el</strong> proceso. Trata de encontrar entonces un mod<strong>el</strong>o de<br />

acción política donde se reúnan <strong>el</strong> Führer rector v la base, la<br />

conciencia trascendental y <strong>el</strong> movimiento histórico para derrocar las<br />

viejas estructuras. <strong>Heidegger</strong> exigía acabar con la libertad de las<br />

instituciones universitarias, pero también someter a los docentes al<br />

juicio revolucionario de los estudiantes y sus conductores, las SA:<br />

De la firme resolución que tiene <strong>el</strong> cuerpo estudiantil de hacer frente al<br />

destino alemán en su más extrema urgencia proviene la voluntad de esencia de la<br />

universidad. Esta voluntad es una voluntad verdadera ya que <strong>el</strong> cuerpo de<br />

estudiantes, mediante <strong>el</strong> nuevo derecho estudiantil, se somete espontáneamente a<br />

la ley de su esencia y, en primer lugar, la define. Darse la ley a uno mismo es la<br />

más alta libertad. La tan cacareada «libertad académica» está siendo expulsada de<br />

la universidad alemana puesto que se trataba de una libertad inauténtica que sólo<br />

se limitaba a negar. Significaba principalmente despreocupación, arbitrariedad de<br />

propósitos y de inclinaciones, licencia para actuar o dejar de hacerlo. El concepto de<br />

libertad d<strong>el</strong> estudiante alemán ahora es restablecido en su verdad. ¡De él surgen,<br />

para lo sucesivo, las obligaciones y <strong>el</strong> servicio de los estudiantes alemanes! 98<br />

La actividad de los estudiantes quedaba encuadrada en tres<br />

obligaciones y servicios. Esta doctrina fue una de las aportaciones<br />

originales de <strong>Heidegger</strong> a la discusión sobre la organización d<strong>el</strong><br />

trabajo universitario:<br />

La primera obligación es la que los conduce a la comunidad popular, y<br />

convierte en deber su participación en los afanes, las aspiraciones, las capacidades<br />

de todos los miembros d<strong>el</strong> pueblo, cualquiera que sea su condición, compartiendo la<br />

carga y poniendo manos a la obra. En ad<strong>el</strong>ante esta obligación se consolidará y se<br />

enraizará en la existencia estudiantil por medio d<strong>el</strong> servicio d<strong>el</strong> trabajo. [...]<br />

La tercera obligación de la comunidad estudiantil es con la misión espiritual<br />

d<strong>el</strong> pueblo alemán. Este pueblo trabaja por su destino en la medida en que coloca<br />

su historia dentro de cierta posibilidad: manifestar la fuerza superior de todos los<br />

poderes forjadores d<strong>el</strong> mundo de la existencia humana, conquistando de nuevo y<br />

para siempre su mundo espiritual. Así, expuesto al problema de su propia<br />

existencia, quiere ser un pueblo espiritual. Se exige a sí mismo, tanto como a sus<br />

conductores y guardianes, la más rigurosa claridad d<strong>el</strong> más alto, más amplio y más<br />

rico saber. Una juventud estudiantil que se aventura temprano en la virilidad y que<br />

despliega su voluntad sobre <strong>el</strong> destino futuro de la Nación se obliga<br />

incondicionalmente a estar al servicio de este saber. Ya no tolerará que <strong>el</strong> servicio<br />

d<strong>el</strong> saber sea <strong>el</strong> torpe y rápido amaestramiento para una profesión «distinguida».<br />

Por eso <strong>el</strong> político y <strong>el</strong> maestro, <strong>el</strong> médico y <strong>el</strong> juez, <strong>el</strong> pastor y <strong>el</strong> arquitecto son los<br />

guías de la existencia d<strong>el</strong> pueblo en <strong>el</strong> seno d<strong>el</strong> Estado, por eso vigilan esa<br />

existencia en sus r<strong>el</strong>aciones fundamentales con las fuerzas forjadoras de la<br />

sociedad d<strong>el</strong> ser humano, y determinan que esas profesiones y la formación de esos<br />

profesionales estén puestos al servicio d<strong>el</strong> saber. El saber no está al servicio de las<br />

profesiones, sino al revés: las profesiones hacen efectivo y administran aqu<strong>el</strong><br />

<strong>el</strong>evado y esencial saber d<strong>el</strong> pueblo, <strong>el</strong> saber de toda su existencia. Pero ese saber<br />

no es para nosotros una sosegada toma de conocimiento de esencias y valores en<br />

sí, sino <strong>el</strong> más riguroso desafío de la existencia en medio de la fuerza superior d<strong>el</strong><br />

ser. La problemática d<strong>el</strong> ser en general impone al pueblo <strong>el</strong> trabajo y la lucha y lo<br />

obliga dentro de su Estado, d<strong>el</strong> cual dependen las profesiones.<br />

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