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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

un cese d<strong>el</strong> fuego que garantizara todas las posiciones ocupadas por<br />

Alemania al comienzo d<strong>el</strong> conflicto. 147 Si se tiene en cuenta la<br />

influencia de Heinrich Rickert sobre la formación de Martin <strong>Heidegger</strong>,<br />

hay que examinar también sus opiniones sobre la guerra mundial,<br />

que aparecen con toda claridad en su correspondencia con un<br />

discípulo y amigo de <strong>Heidegger</strong>, Emil Lask, que estaba a la sazón en<br />

<strong>el</strong> frente. El 28 de mavo de 1915, Rickert le escribía a Lask:<br />

No comparto la gran decepción que le ha causado Italia a mucha gente,<br />

hasta <strong>el</strong> punto de herirles en <strong>el</strong> corazón. Si bien Italia es soberbia como país, los<br />

italianos, en particular los hombres que he podido frecuentar, me parecen<br />

desagradables. Por mi parte, pienso que <strong>el</strong> gobierno italiano se comporta<br />

exactamente como los cocheros florentinos: si uno se contenta con dar a uno de<br />

esos individuos lo que marca la tarifa, caen en una suerte de «indignación moral»,<br />

consideran amenazado su «patrimonio más sagrado» y reúnen en torno de sí, a<br />

fuerza de gritar, a una masa de individuos altamente sospechosos; uno está<br />

entonces obligado a acceder cuanto antes a todas sus exigencias para evitar así<br />

una escena innoble. Sobre la significación de la actuación de los italianos en <strong>el</strong><br />

desarrollo de la guerra, no puedo abrir juicio. Pero intento pensar lo menos posible<br />

en la alianza tripartita, hace rato derrotada. No tiene ningún sentido que miremos<br />

hacia atrás. 148<br />

Por último, conviene observar la posición de Lask, a quien<br />

<strong>Heidegger</strong> dedicará más tarde un escrito, «En su lejana tumba de<br />

soldado», como «señal de reconocimiento». Este joven soldado le<br />

escribía a su madre, en noviembre de 1914: "Al fin ha llegado <strong>el</strong><br />

momento de partir. Mi impaciencia había llegado al colmo, ya no<br />

soportaba yo <strong>el</strong> sentimiento de estar inactivo, en lugar de emplear<br />

absolutamente todas mis fuerzas disponibles, en un momento como<br />

éste, en que todo está en juego y se hace insoportable no aportar<br />

ninguna contribución, por mínima que sea». 149<br />

Martin <strong>Heidegger</strong>, profesor de Filosofía Católica. La<br />

crisis d<strong>el</strong> modernismo y la ruptura con la Iglesia<br />

Sin ninguna duda lo que explica la oferta de Eng<strong>el</strong>bert Krebs a<br />

Martin <strong>Heidegger</strong> para ocupar un puesto en la Facultad de Teología es<br />

la gran estima que <strong>el</strong> primero sentía por éste. Durante <strong>el</strong> semestre<br />

d<strong>el</strong> invierno de 1915-1916, <strong>Heidegger</strong> <strong>el</strong>igió como tema la historia de<br />

la filosofía antigua. Durante <strong>el</strong> semestre d<strong>el</strong> verano de 1916, dirigió,<br />

juntamente con Kiebs, un seminario sobre los textos de Aristót<strong>el</strong>es. Y<br />

en <strong>el</strong> semestre d<strong>el</strong> invierno de 1916-1917 <strong>el</strong> Ministerio de Cultura d<strong>el</strong><br />

país de Bade le propuso dar un curso «en <strong>el</strong> marco de la filosofía<br />

católica», curso que se convertiría en «Cuestiones fundamentales de<br />

la Lógica». 150<br />

Las r<strong>el</strong>aciones de <strong>Heidegger</strong> con Eng<strong>el</strong>bert Krebs iban más allá<br />

de una simple amistad académica: fue Krebs quien bendijo la unión<br />

de Martin <strong>Heidegger</strong> con Elfride Petri en la catedral de Friburgo, en<br />

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