Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
facultad y d<strong>el</strong> senado de la universidad. En ningún momento parece<br />
haber perdido la convicción de su grandeza: «No quieren tener<br />
vergüenza ante los ojos de la opinión extranjera: al vincularme a la<br />
universidad muestran que no renuncian a mi poderío espiritual».<br />
Comentando la diligencia d<strong>el</strong> rector pidiéndole que se abstuviera de<br />
enseñar, <strong>Heidegger</strong> escribe: «Respondí por escrito diciendo que, por<br />
mi parte, no veía ningún inconveniente en esperar, pero que <strong>el</strong><br />
problema era saber si la juventud y la situación espiritual de<br />
Alemania podían o no esperar. La universidad tiene la responsabilidad<br />
de <strong>el</strong>lo».<br />
Las cartas de <strong>Heidegger</strong> a Stad<strong>el</strong>mann demuestran. por otra<br />
parte, que <strong>Heidegger</strong> –vía Stad<strong>el</strong>mann- continuaba ejerciendo<br />
influencia después de la guerra y pese a su alejamiento, a través de<br />
una estructura que le permitía participar en la política de<br />
nombramientos de los profesores, por lo menos en la Universidad de<br />
Tubinga. En esas cartas, <strong>Heidegger</strong> recomienda a sus alumnos<br />
Gadamer, Becker, Krüger, Karl Löwith y Robert Heiss como<br />
profesores titulares. En cuanto a la posibilidad de que él mismo fuese<br />
llamado a Tubinga, se muestra escéptico en su carta d<strong>el</strong> 30 de<br />
noviembre de 1945 y, en la última, d<strong>el</strong> 23 de febrero de 1946, le pide<br />
a Stad<strong>el</strong>mann que no insista sobre <strong>el</strong> tema.<br />
El senado y <strong>el</strong> rectorado de Friburgo, entretanto, le habían<br />
pedido que «no apareciera en ninguna manifestación pública de la<br />
universidad».<br />
El hecho de que <strong>Heidegger</strong> continuara defendiendo <strong>el</strong> régimen<br />
de Hitler y, en particular, su guerra de agresión, queda demostrada<br />
en los textos de los cursos de 1942. Su defensa, escrita en 1945, es<br />
aún más <strong>el</strong>ocuente. En efecto, en Das Rektorat 1933-34, Tatsachen<br />
und Gedanken, 299 <strong>Heidegger</strong> escribe : «Hacia 1943-44 la Gestapo<br />
extendió sus investigaciones a los participantes católicos de mi<br />
seminario, al padre Schumacher y a los doctores Guggenberger y<br />
Bollinger, en r<strong>el</strong>ación con la actividad estudiantil de H. y S. Scholl,<br />
para quienes Friburgo y mis cursos en particular eran un hogar». El<br />
movimiento antinazi La Rosa Blanca, a la que <strong>Heidegger</strong> hace aquí<br />
alusión, era animado por estudiantes católicos de Munich bajo la<br />
dirección espiritual y política de Kurt Huber, profesor de filosofía en la<br />
Universidad de Munich. La mayoría de los participantes fueron<br />
asesinados por la Gestapo.<br />
En nuestra tentativa de reconstituir la crónica de la vida<br />
universitaria de Friburgo en 1943-1944 y justamente en r<strong>el</strong>ación con<br />
las personalidades citadas por <strong>Heidegger</strong>, sólo hemos podido tomar<br />
contacto con <strong>el</strong> profesor Heinz Bollinger. Su juicio, lapidario,<br />
contradice radicalmente las afirmaciones de Martin <strong>Heidegger</strong> y<br />
aclara, por otra parte, la imagen que los estudiantes tenían d<strong>el</strong><br />
filósofo. Aludiendo a las afirmaciones de Das Rektorat 1933-1934, <strong>el</strong><br />
doctor Bollinger me escribió: «Durante mi estancia en Friburgo<br />
(1938-1943) todo <strong>el</strong> mundo consideraba a Martin <strong>Heidegger</strong> un nazi;<br />
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