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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

medida en que las universidades se conviertan en verdaderas<br />

comunidades en las cuales haya sido definitivamente superado su<br />

estilo de investigación (que ha perdido de vista toda frontera y se<br />

engaña creyendo en la pretendida idea d<strong>el</strong> progreso internacional de<br />

la ciencia), tanto como su estilo de enseñanza (que reemplaza la<br />

verdadera instrucción por <strong>el</strong> fetichismo de los reglamentos). Lo que<br />

conviene hacer, dice <strong>Heidegger</strong>, es llevar hasta sus últimas<br />

consecuencias «una lucha dura, animada por <strong>el</strong> espíritu<br />

nacionalsocialista, que no debe nutrirse de ideas cristianas o<br />

humanistas». Si se quiere tener en cuenta la nueva realidad, «no<br />

basta con recubrir las cosas con un poco de color político» valiéndose<br />

de un concepto de ciencia ya envejecido, aunque renovado con<br />

ciertas dosis de antropología. 192 La verdadera transformación debe<br />

tener en cuenta la «urgencia» (Not) presente en la situación dada. 193<br />

Refiriéndose a quienes, dentro y fuera d<strong>el</strong> partido, denunciaban <strong>el</strong><br />

tiempo excesivo acordado a las jornadas de adoctrinamiento de las<br />

SA, a las prácticas paramilitares concomitantes y al costo de los<br />

estudios, <strong>Heidegger</strong> afirma que estas actividades no deben<br />

considerarse una pérdida de tiempo sino, por <strong>el</strong> contrario, la<br />

respuesta de los estudiantes a la llamada a la lucha por <strong>el</strong> Estado. 194<br />

El trabajo por <strong>el</strong> Estado no supone ningún p<strong>el</strong>igro. ¡El p<strong>el</strong>igro viene tan sólo<br />

de la indiferencia y de la resistencia! Lo único que da acceso al verdadero camino y<br />

no a términos medios es la verdadera fuerza [...].<br />

Colocando sus rivales en <strong>el</strong> grupo sospechoso de los<br />

«indiferentes» o de los «que ofrecen una resistencia», <strong>Heidegger</strong><br />

declara que los nuevos estudios deben representar «un riesgo y no<br />

un refugio para los cobardes. Aqu<strong>el</strong> que no es capaz de triunfar en <strong>el</strong><br />

combate, debe sucumbir». 195<br />

El nuevo espíritu debe forjarse en la constancia, puesto que la lucha por los<br />

bastiones en los cuales se educan los Führer durará aún mucho tiempo. Será<br />

librada por las fuerzas d<strong>el</strong> nuevo Reich al que <strong>el</strong> canciller d<strong>el</strong> pueblo, Adolf Hitler,<br />

debe dar una realidad [...] La lucha que se libra es la lucha por <strong>el</strong> nuevo señor y<br />

nuevo Führer de la universidad. 196<br />

Invitado por los estudiantes extremistas, <strong>Heidegger</strong> debía, ante<br />

todo, apoyar la lucha violenta que los estudiantes de Heid<strong>el</strong>berg<br />

emprendían para obtener la destitución d<strong>el</strong> rector Willy Andreas,<br />

quien había sobrevivido a la «metida en vereda» de las universidades<br />

d<strong>el</strong> país de Bade. Las memorias d<strong>el</strong> historiador T<strong>el</strong>lenbach, entonces<br />

profesor en Heid<strong>el</strong>berg, coinciden con esta interpretación. «Un<br />

estudiante fanatizado por <strong>el</strong> discurso agitador le dice a otro que,<br />

después de oír todo lo que se había dicho, lo que tendría que hacer<br />

Andreas era pegarse un tiro». 197 Hay que añadir, por otra parte, que<br />

Martin <strong>Heidegger</strong>, rector de la Universidad, apareció en <strong>el</strong> sitio de la<br />

conferencia con una indumentaria especial. Mientras que los<br />

profesores, según las normas en vigor, llegaban a la manifestación<br />

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