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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

estructura de la auténtica comunidad popular y de su lucha frente a<br />

la posibilidad más extrema de la muerte (<strong>el</strong> poder-morir), completa<br />

también terminológicamente <strong>el</strong> horizonte filosófico y político que, ya<br />

en 1927, insinúa las posteriores posiciones nacionalsocialistas de M.<br />

<strong>Heidegger</strong>. Queda por añadir una circunstancia: en Ser y Tiempo la<br />

tradición, la herencia y la lucha no se ven representadas en un pueblo<br />

determinado. Pero, de hecho, <strong>Heidegger</strong> dice de manera terminante<br />

que los ídolos de una comunidad popular en búsqueda de su propio<br />

ser auténtico son los héroes. La existencia «pasada» (gewesene), que<br />

<strong>el</strong> Ser-ahí debe <strong>el</strong>egir como ejemplar, es la heroica. «La repetición<br />

propia de una "posibilidad de existencia" "que ha sido" —<strong>el</strong> <strong>el</strong>egirse <strong>el</strong><br />

"Ser-ahí" su héroe— se funda existencialmente en <strong>el</strong> precursor estado<br />

de resu<strong>el</strong>to: pues únicamente en éste se hace la <strong>el</strong>ección que deja en<br />

libertad para pugnar por seguir y ser fi<strong>el</strong> a lo repetible.» 179<br />

En ningún caso se trata aquí de una vu<strong>el</strong>ta tradicionalista al<br />

pasado o de una reanimación reaccionaria de algo obsoleto, sino de<br />

una correspondencia activa —y esto es lo que le importa sobre todo a<br />

<strong>Heidegger</strong>— de aqu<strong>el</strong>las posibilidades activas que estaban vivas en <strong>el</strong><br />

pasado (en la propia tradición de un pueblo) y que, por eso mismo,<br />

siguen viviendo en <strong>el</strong> presente. Pero, justamente porque <strong>el</strong> pueblo en<br />

sí mismo es una posibilidad y porque sus posibilidades siempre están<br />

inscritas en <strong>el</strong> futuro, la validez de su tradición no proviene d<strong>el</strong><br />

pasado, llega d<strong>el</strong> futuro como una tarea. El pueblo tiene que ser en <strong>el</strong><br />

futuro lo que los héroes representaron en la tradición. Así, <strong>el</strong> pasado<br />

(como lo sido) llega a ser paradigma y t<strong>el</strong>os de su acción. Y como<br />

necesariamente tiene que orientarse hacia «lo suyo», <strong>el</strong> pueblo queda<br />

remitido a sí mismo en su tarea y tiene que conservar su exclusiva<br />

«particularidad». La crítica de la cultura, implícita en la visión<br />

peyorativa d<strong>el</strong> anonimato (d<strong>el</strong> «Se»), es presentada por <strong>Heidegger</strong> en<br />

un esquema ideológico que, cualitativamente, supera al anterior<br />

tradicionalismo conservador. Pero, a la vez, se trata de un esquema<br />

que se puede interpretar como completamente «revolucionario» en la<br />

medida en que no exige una reinstauración de valores d<strong>el</strong> pasado,<br />

sino que exige la modificación futura de la sociedad alemana a través<br />

de la lucha por «lo suyo» (por lo propio). Se observa, desde este<br />

punto de vista, que las categorías utilizadas por <strong>Heidegger</strong> para la<br />

investigación de la existencia inauténtica d<strong>el</strong> individuo, alrededor de<br />

1927, parecen haber superado positivamente las desventajas d<strong>el</strong><br />

individualismo, a sus ojos decadente, en favor de una comunidad<br />

tradicionalista-revolucionaria.<br />

Pero más allá de todo esto puede afirmarse que, en <strong>el</strong> contexto<br />

de los problemas de Ser y Tiempo, es decir, en <strong>el</strong> horizonte de las<br />

cuestiones ontológicas, aparecen claras posiciones que permiten ser<br />

leídas como mod<strong>el</strong>os generales de una sociedad política. Apoyándose<br />

en citas de la correspondencia entre <strong>el</strong> conde de Wartenburg y<br />

Dilthey, 180 <strong>Heidegger</strong> asegura que cualquier interpretación de la<br />

historicidad debería ap<strong>el</strong>ar a su obra y a la de Dilthey. Los<br />

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