Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
constituyó su propia jerarquía, fundada sobre <strong>el</strong> poder de los obispos<br />
<strong>el</strong>egidos por una asamblea constituyente. El obispo principal<br />
nombrado por ésta fue <strong>el</strong> profesor universitario y teólogo Josef H.<br />
Reinkens, confirmado ese mismo año por <strong>el</strong> Ministerio d<strong>el</strong> Culto. El<br />
tercer congreso, que tuvo lugar en Constanza también en 1873,<br />
resolvió la creación de una orden sinodial comunitaria. El sínodo de<br />
1878 admitió, entre otras cosas, la abolición d<strong>el</strong> c<strong>el</strong>ibato obligatorio<br />
para los eclesiásticos. En 1901, los curas reconocidos por <strong>el</strong> Estado<br />
eran 16 en Prusia, 21 en Bade, 4 en Baviera y 2 en Hesse. Según un<br />
cálculo aproximado, <strong>el</strong> Altkatholizismus contaba, en esa fecha, con<br />
unos 50.000 f<strong>el</strong>igreses. Messkirch se encontraba jerárquicamente<br />
vinculada a Constanza. 5<br />
El único estudio consagrado a la lucha entre católicos y viejos<br />
católicos en Messkirch pertenece a Konrad Gröber. 6 Igual que <strong>el</strong><br />
artículo de Paul Motz, este trabajo presenta, además de su valor<br />
informativo, un interés documental, puesto que <strong>el</strong> autor estaba muy<br />
íntimamente ligado a Martin <strong>Heidegger</strong>. En efecto, Gröber, que más<br />
tarde se convirtió en arzobispo de Friburgo, había asegurado la<br />
enseñanza r<strong>el</strong>igiosa en <strong>el</strong> liceo de Constanza y además había<br />
dirigido la residencia de San Conrado, donde vivió <strong>Heidegger</strong> durante<br />
los años que pasó en Constanza. De ahí que la interpretación dada<br />
por Gröber acerca d<strong>el</strong> conflicto r<strong>el</strong>igioso y de sus efectos en Messkirch<br />
(independientemente de su interés objetivo) nos permite<br />
representarnos de qué manera <strong>el</strong> joven <strong>Heidegger</strong> pudo haberlos<br />
percibido. Gröber aborda <strong>el</strong> Altkatholizismus, ante todo, como un<br />
alemán d<strong>el</strong> sur: una tentativa de destruir las tradiciones regionales<br />
profundamente vinculadas al catolicismo. También denuncia al<br />
Altkatholizismus como un movimiento radicalmente opuesto a la<br />
Iglesia y a su jerarquía, favorable al liberalismo y a las Luces,<br />
próximo a la francmasonería, hasta tal punto alejado de toda base<br />
popular, que podría considerárs<strong>el</strong>o <strong>el</strong>itista, más próximo a la<br />
aristocracia que al pueblo. Gröber sostiene que sólo podían aceptarlo<br />
los medios privilegiados, aqu<strong>el</strong>los que espontáneamente habían<br />
traicionado la fe. 7 Con <strong>el</strong> apoyo de Bismarck y de Prusia, <strong>el</strong><br />
Altkatholizismus se podría convertir en <strong>el</strong> instrumento de una política<br />
dirigida contra la provincia, la patria local y, por lo tanto, contra <strong>el</strong><br />
poder central de la Iglesia católica romana. 8 Gröber llega a decirlo de<br />
manera violenta y agresiva y estigmatiza la tendencia de los adeptos<br />
al Altkatholizismus como si se tratase de una tendencia a la<br />
d<strong>el</strong>incuencia. La causa principal de su expansión era, según Gröber,<br />
la insuficiencia d<strong>el</strong> trabajo de los católicos, su falta de piedad<br />
militante, su incapacidad de enfrentarse al enemigo con una firme<br />
orientación política, armados de una fe auténticamente vivida. 9<br />
Gröber le devu<strong>el</strong>ve al gobierno prusiano la acusación que éste<br />
esgrimía, según la cual los católicos habrían sido «<strong>el</strong> enemigo<br />
interno» hostil a la unidad nacional y a la libertad de conciencia, sin<br />
otro propósito que <strong>el</strong> de disolver y arruinar al Reich y, por <strong>el</strong><br />
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