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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

<strong>el</strong> pastor, con paso lento y soñador, lleva a su rebaño hasta la cima; cuando <strong>el</strong><br />

paisano en su habitación ordena convenientemente los innumerables hatos de paja<br />

destinados a la construcción de su techo, entonces <strong>el</strong> trabajo es de la misma<br />

especie. En <strong>el</strong>lo radica la pertenencia inmediata al medio campesino.<br />

Al valorizar <strong>el</strong> trabajo d<strong>el</strong> campesino, <strong>Heidegger</strong> se valía de<br />

conceptos que compartía con todos los nacionalsocialistas y que<br />

formaban parte de su programa.<br />

Nunca se apreciará lo suficiente la necesidad de conservar una clase<br />

campesina sana como base de toda la nación. Muchos de nuestros males actuales<br />

no son más que la consecuencia de la desvirtuada r<strong>el</strong>ación entre las poblaciones<br />

urbana y rural. Una capa sólida de pequeños y medianos campesinos fue siempre la<br />

mejor salvaguarda contra los males sociales que hoy nos aquejan. Ésa es la única<br />

solución para asegurarle a una nación su trabajo cotidiano en <strong>el</strong> marco de una<br />

economía cerrada. La industria y <strong>el</strong> comercio dejarían atrás su malsana situación y<br />

se articularían dentro de una economía nacional en la cual las necesidades se<br />

equilibrarían. 250<br />

La originalidad de <strong>Heidegger</strong> no radica en estas ideas. Su tesis<br />

responde a una preocupación diferente: la voluntad de los alemanes<br />

de colocar <strong>el</strong> centro político en <strong>el</strong> nordeste. Como tal propósito<br />

implica la constitución de lugares de poder en las grandes ciudades<br />

(particularmente en Berlín), <strong>Heidegger</strong> le opondrá la necesidad de<br />

encontrar <strong>el</strong> motor d<strong>el</strong> trabajo espiritual y político no sólo en la<br />

provincia sino incluso en <strong>el</strong> campo. A la burocratización de los<br />

Estados que pasan progresivamente a la hegemonía de la fracción<br />

institucional, <strong>Heidegger</strong> le opone <strong>el</strong> movimiento revolucionario de las<br />

patrias locales. Su crítica d<strong>el</strong> mundo urbano al mismo tiempo que su<br />

valorización d<strong>el</strong> mundo campesino esconden la defensa de un<br />

proyecto político muy preciso:<br />

El ciudadano piensa que «se mezcla con <strong>el</strong> pueblo» cuando se degrada y<br />

mantiene una larga conversación con un campesino. Cuando, al caer la noche, en <strong>el</strong><br />

momento de hacer la pausa en <strong>el</strong> trabajo, me siento con los campesinos a comer, o<br />

simplemente en una banqueta a la intemperie, en un rincón cualquiera d<strong>el</strong> mundo,<br />

la mayor parte d<strong>el</strong> tiempo no hablamos. Fumamos nuestras pipas en silencio. De<br />

vez en cuando, dejamos caer una palabra para decir que la tala de la madera está<br />

llegando a su fin, que la noche anterior la marta ha arrasado <strong>el</strong> corral, que mañana<br />

es probable que esta o aqu<strong>el</strong>la vaca vaya a parir [...]. La íntima pertenencia de mi<br />

trabajo a la S<strong>el</strong>va Negra y a los hombres que viven en <strong>el</strong>la proviene de un arraigo<br />

secular a la tierra alemana y suaba que nada puede reemplazar.<br />

El ciudadano puede «interesarse» a lo sumo por lo que se entiende como<br />

una temporada en <strong>el</strong> campo. Pero en cuanto a mí, todo mi trabajo es sostenido y<br />

guiado por <strong>el</strong> mundo de estas montañas y de sus campesinos. Ahora mi trabajo allí<br />

arriba es interrumpido a menudo, y por períodos bastante largos, por los<br />

d<strong>el</strong>egados, las charlas y los desplazamientos para dictar conferencias, discusiones y<br />

por mi trabajo como profesor aquí, abajo. Pero tan pronto como vu<strong>el</strong>vo a subir, al<br />

cabo de las primeras horas de estar en la cabaña, todo <strong>el</strong> universo de las antiguas<br />

preguntas me invade tal como lo había dejado [...].<br />

Los ciudadanos se asombran a menudo de mi largo y monótono aislamiento<br />

en las montañas, entre los campesinos. Sin embargo, no es aislamiento, sino más<br />

bien soledad. En las grandes ciudades, <strong>el</strong> hombre puede fácilmente sentirse o estar<br />

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