Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
bloquear la entrada a sus comercios, lo que provocó violentas<br />
reacciones. Durante <strong>el</strong> verano de 1935, los judíos soportaron la<br />
prohibición de entrar a los baños públicos y a través de la prensa se<br />
les amenazó con sufrir brutales castigos si intentaban contravenir las<br />
disposiciones vigentes.» 94<br />
Eso era sólo <strong>el</strong> comienzo. El 9 de noviembre de 1938 la<br />
sinagoga de Friburgo sería incendiada por las SA y las SS, que<br />
sacaron al rabino de la cama para obligarlo a asistir a la destrucción<br />
de su templo. La limpieza y <strong>el</strong> transporte de los escombros d<strong>el</strong> edificio<br />
tuvieron que ser pagados por la comunidad judía friburguesa. 95 Más<br />
de cien miembros de esta comunidad fueron asesinados en <strong>el</strong> campo<br />
de concentración de Dachau. 96<br />
Las persecuciones habían comenzado en realidad en 1933 con<br />
<strong>el</strong> boicot a los comercios, a los médicos, abogados y profesores<br />
judíos, boicot organizado por las SA y por los estudiantes<br />
nacionalsocialistas. La coordinación fue perfecta y se extendió a todo<br />
<strong>el</strong> Reich. 97<br />
Precisamente recordando estas agresiones, Karl Jaspers<br />
escribía a Martin <strong>Heidegger</strong> <strong>el</strong> 24 de julio de 1952 asociando <strong>el</strong><br />
sufrimiento d<strong>el</strong> pueblo judío al de su propia esposa: «Al enterarse,<br />
por <strong>el</strong> Völkischer Beobachter, de la noticia d<strong>el</strong> boicot, mi esposa se<br />
puso a llorar como quien ve hundirse <strong>el</strong> mundo a sus pies; entonces<br />
usted le comentó: "A veces hace bien llorar"». 9 *<br />
Jaspers informa también que en esa época <strong>Heidegger</strong> le había<br />
advertido sobre los p<strong>el</strong>igros que representaba «la Internacional<br />
judía». 99<br />
Martin <strong>Heidegger</strong> ha negado en diversas ocasiones haber sido<br />
antisemita, 100 invocando, como descargo, la ayuda que había dado a<br />
los profesores Tannhauser y von Hevesy así como a su alumna<br />
Héléne Weiss. La discusión sobre este problema, abordada con<br />
particular vigor por Francois Fédier, ganaría mucho en objetividad<br />
científica si se publicaran, entre otras cosas, las cartas-respuestas de<br />
<strong>Heidegger</strong> a Karl Jaspers o si se permitiera al público tener acceso a<br />
<strong>el</strong>las.<br />
Nos limitaremos aquí a reproducir una cita que tiene <strong>el</strong> interés<br />
de hacer referencia a una constante ideológica en la actitud d<strong>el</strong><br />
filósofo. Esta cita proviene de una fuente segura: la obra d<strong>el</strong> amigo y<br />
discípulo de <strong>Heidegger</strong>, H. W. Petzet, obra que fue cuidadosamente<br />
revisada por Elfride <strong>Heidegger</strong>-Petri. 101 Se lee en <strong>el</strong>la: «Si cierto tipo<br />
de vida urbana le repugnaba, y todo lo referente a lo urbano le<br />
parecía extraño, tanto más le ocurría con <strong>el</strong> espíritu mundano de los<br />
círculos judíos que dominaban las grandes capitales de Occidente». 102<br />
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