Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
pensamiento y poesía. Los términos d<strong>el</strong> diálogo trascendental los<br />
habría fijado Hölderlin al escribir en una carta, «que nada es más<br />
difícil que hacer un uso libre de lo nacional. Y, como yo creo, la<br />
claridad de la expresión es para nosotros algo tan natural como <strong>el</strong><br />
fuego d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o para los griegos. Pero lo propio debe ser tan bien<br />
aprendido como lo extraño. Por eso los griegos nos son<br />
insustituibles». 252 Esa necesidad rige para ambos: los griegos deben<br />
aspirar a la claridad de la exposición, porque sólo con <strong>el</strong>lo pueden<br />
traer <strong>el</strong> fuego al centro de su existencia, «fundar y construir la polis<br />
como lugar determinado por lo sagrado. Porque es la polis lo que<br />
determina "lo político". Este, en tanto consecuencia, no podrá jamás<br />
decidir sobre su propio fundamento, sobre la polis misma y su<br />
fundación». «Lo natural de los alemanes es, en cambio, la claridad<br />
de la exposición. El poder-concebir, preformar un proyecto, instituir<br />
las armazones y los engastes, disponer los bastidores y los<br />
anaqu<strong>el</strong>es, dividir y clasificar es lo que los seduce.» 253 Pero esa<br />
virtualidad suya no la realizarán verdaderamente hasta que sientan la<br />
urgencia de «concebir lo inconcebible y mantener en pie su orden<br />
ante lo inconcebible […] Es allí donde se verán urgidos a hacer uso<br />
de lo suyo propio». 254 Por eso, piensa <strong>Heidegger</strong>, «en la era de los<br />
alemanes» la tendencia fundamental debe ser la de poder articular la<br />
Historia, precisamente porque ésa es su debilidad. 255<br />
Será entonces sustituyendo <strong>el</strong> fundamento biológico y racista<br />
postulado por <strong>el</strong> desviacionismo inframetafísico, la manera en que<br />
<strong>Heidegger</strong> encontrará otro <strong>el</strong>emento como lo «natural» de los<br />
alemanes, sin alterar la pretensión común y genérica de afirmar<br />
«metafísicamente» una base radicalmente discriminitaria:<br />
«Lo natural de un pueblo histórico es inmediata y<br />
verdaderamente naturaleza, esto es, fundamento esencial, cuando lo<br />
natural deviene lo histórico de su naturaleza. Para <strong>el</strong>los la historia de<br />
un Pueblo debe encontrarse a sí misma en lo suyo propio y habitar<br />
allí.». 256<br />
<strong>Heidegger</strong> concede entonces al «pueblo metafísico» la<br />
posibilidad de batir todos los records:<br />
« Por eso podría ser también que alguna vez los alemanes,<br />
suponiendo que aprendan a usar en libertad lo suyo y se apropien de<br />
lo que les es extraño, superen lo propio de los griegos (<strong>el</strong> “fuego d<strong>el</strong><br />
ci<strong>el</strong>o”) en la medida en que devengan más abiertos y su mirada se<br />
abra a la luminosidad. Podría ser que de allí surja un hogar y un<br />
cabildo para lo sagrado, con <strong>el</strong> cual los templos griegos no podrían<br />
competir». 257<br />
Con su transustanciación de Hölderlin en un «Führer d<strong>el</strong><br />
espíritu» y de la patria en un lugar sacralizado, <strong>Heidegger</strong> no está,<br />
como afirma Minder, 258 abandonando lo político, sino trasponiéndolo<br />
a un ámbito que él considera como políticamente decisivo porque es<br />
espiritual.<br />
En consonancia con <strong>el</strong> ensayo publicado en <strong>el</strong> volumen editado<br />
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