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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

Sobre los puntos principales de su carta quiero decir lo<br />

siguiente:<br />

1. En 1933 yo esperaba d<strong>el</strong> nacionalsocialismo una<br />

renovación espiritual de la vida entera, una<br />

reconciliación de los contrastes sociales y la salvación<br />

de Occidente de los p<strong>el</strong>igros d<strong>el</strong> comunismo. Estos<br />

pensamientos fueron expresados por mí en mi discurso<br />

d<strong>el</strong> rectorado (¿lo ha leído usted íntegramente), en<br />

una conferencia sobre «La esencia de la ciencia» y en<br />

dos discursos a los docentes y estudiantes de Friburgo.<br />

A eso hay que añadir un manifiesto <strong>el</strong>ectoral de<br />

aproximadamente 25 o 30 líneas publicado en <strong>el</strong><br />

periódico estudiantil local. Algunas frases de este<br />

último las considero hoy como descarriadas<br />

(Entgleisung).Eso es todo.<br />

2. En 1934 reconocí mi error político y renuncié a mi<br />

cargo de rector, como protesta por la actuación d<strong>el</strong><br />

Estado y <strong>el</strong> partido. Que lo primero fuera utilizado<br />

propagandísticamente tanto en Alemania como en <strong>el</strong><br />

extranjero, y lo segundo fuese silenciado igualmente<br />

por motivos de propaganda, no llegó a mi<br />

conocimiento y no se me puede culpar por <strong>el</strong>lo.<br />

3. Tiene usted toda la razón al afirmar que por mi parte<br />

faltó una declaración en sentido contrario,<br />

comprensible para todo <strong>el</strong> mundo; habría significado<br />

mi muerte y la de mi familia. Jaspers dice al respecto :<br />

«Nuestra culpa es la de estar vivos».<br />

4. En mis clases y prácticas de 1934 hasta 1944 adopté<br />

una postura tan clara que ninguno de mis alumnos<br />

sería tentado por la ideología nazi. Si algún día se<br />

publican mis trabajos de aqu<strong>el</strong>la época, darán<br />

testimonio de <strong>el</strong>lo.<br />

5. Una confesión después de 1945 me resultó imposible,<br />

porque los partidarios de los nazis manifestaron su<br />

cambio de convicciones de la manera más abyecta, y<br />

yo no tenía nada en común con <strong>el</strong>los.<br />

Refiriéndose a los reproches graves y justificados que usted<br />

pronuncia «sobre un régimen que asesinó a millones de judíos, que<br />

hizo d<strong>el</strong> terror un estado normal y que transformó en su sangrienta<br />

antítesis todo aqu<strong>el</strong>lo que desde siempre había estado unido al<br />

concepto de espíritu, libertad y verdad», sólo puedo añadir que en<br />

vez de «judíos» debe ponerse «alemanes d<strong>el</strong> Este» y entonces<br />

igualmente puede aplicarse a uno de los aliados, con la diferencia de<br />

que todo lo que acontece desde 1945 es público y notorio ante <strong>el</strong><br />

mundo entero, mientras es un hecho que <strong>el</strong> terror sangriento de los<br />

nazis se ocultó al pueblo alemán.<br />

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