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Farias Victor, Heidegger y el nazismo

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Víctor <strong>Farias</strong><br />

<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />

por otra; en realidad ambas se mueven en <strong>el</strong> mismo sentido decadente de una falsa<br />

interpretación d<strong>el</strong> espíritu y de la inhabilitación. Sólo se diferencian en que,<br />

mientras la concepción técnico-práctica de la ciencia —profesional— cobra<br />

importancia por sus consecuencias abiertas y claras, la interpretación reaccionaria<br />

de la ciencia como valor cultural, que ahora surge otra vez, intenta cubrir la<br />

impotencia d<strong>el</strong> espíritu a través de una mendacidad inconsciente. La confusión de la<br />

carencia de espíritu puede alcanzar tal punto que la interpretación técnico-práctica<br />

de la ciencia se reconozca simultáneamente como ciencia en cuanto valor cultural,<br />

de modo que ambas, en su falta de espiritualidad, se lleven bien entre sí. Se puede<br />

llamar Universidad a la institución que une las ciencias especializadas en enseñanza<br />

y en investigación, pero eso será un mero nombre, no un poder espiritual<br />

originariamente unificador que conlleve un compromiso imperativo. 49<br />

Desde esta perspectiva, <strong>el</strong> curso de <strong>Heidegger</strong> intentaba<br />

recuperar <strong>el</strong> espíritu perdido. No lo concebía como algo establecido y<br />

fijado por la administración en un plan de estudios —un curso<br />

«int<strong>el</strong>ectual» que tuviera la filosofía por «tema»— sino que debía<br />

convertirse en una especie de ritual, en <strong>el</strong> que importaba «realizar»<br />

nuevamente <strong>el</strong> «espíritu» como una instancia «históricotrascendental».<br />

La nueva tentativa de salvación d<strong>el</strong> espíritu tenía que<br />

empezar por un retorno a los orígenes, al comienzo de la filosofía<br />

occidental de los griegos. Y tenía que tratarse de una salvación,<br />

porque <strong>el</strong> acceso a este origen estaba bloqueado. Los griegos<br />

concebían en los comienzos de su pensamiento <strong>el</strong> ser como physis;<br />

pero al hacerlo sentaron las bases de un comienzo que poco más<br />

tarde fue alterado.<br />

Se su<strong>el</strong>e traducir esta fundamental palabra griega, que designa <strong>el</strong> ente,<br />

como «naturaleza». Se utiliza la traducción latina natura que, en sentido propio,<br />

significa «ser nacido», «nacimiento». Sin embargo, con esta traducción latina se<br />

marginó <strong>el</strong> contenido original de la palabra physis y se destruyó <strong>el</strong> propio poder<br />

expresivo filosófico de la expresión griega. Y esto no sólo vale para la traducción<br />

latina de esta palabra, sino para todas las demás traducciones d<strong>el</strong> lenguaje<br />

filosófico de Grecia al de Roma. El proceso de esta traducción d<strong>el</strong> griego al<br />

«romano» no es accidental e inofensivo, sino que señala <strong>el</strong> primer capítulo de lo<br />

que sería <strong>el</strong> cerrojazo a la esencia originaria de la filosofía griega y <strong>el</strong><br />

distanciamiento de la misma. Luego la traducción latina llegó a ser determinante<br />

para <strong>el</strong> cristianismo y la Edad Media cristiana y pasó a la filosofía moderna, que se<br />

mueve en <strong>el</strong> mundo conceptual de la Edad Media y que, con <strong>el</strong> tiempo, creó<br />

aqu<strong>el</strong>las ideas habituales y aqu<strong>el</strong>los términos conceptuales que todavía hoy hacen<br />

inint<strong>el</strong>igible <strong>el</strong> comienzo de la filosofía occidental. 50<br />

Ya en la crítica de la filosofía de Descartes que <strong>Heidegger</strong> hace<br />

en Ser y Tiempo se podían reconocer indicios de sus múltiples<br />

reservas frente a lo que podría llamarse «lo latino» y «lo romano».<br />

Reservas que son características de la tradición xenófoba de la que es<br />

un ejemplo Abraham a Sancta Clara. A partir de su adhesión al<br />

nacionalsocialismo, <strong>Heidegger</strong> sostiene una xenofobia antilatina<br />

radical que se convirtió en uno de los <strong>el</strong>ementos (o factores)<br />

esenciales de su pensamiento y al que ya nunca renunció. Es notoria<br />

la diferencia con la época en que había concebido su escrito «Sobre la<br />

esencia d<strong>el</strong> fundamento» (1929), época en la cual había encontrado<br />

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