Farias Victor, Heidegger y el nazismo
Farias Victor, Heidegger y el nazismo
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Víctor <strong>Farias</strong><br />
<strong>Heidegger</strong> y <strong>el</strong> <strong>nazismo</strong><br />
El guía más importante en <strong>el</strong> camino de la restauración d<strong>el</strong><br />
origen fue, según <strong>Heidegger</strong>, Heráclito. A través de Heráclito se podía<br />
comprender desde <strong>el</strong> comienzo que la lucha (polemos) significaba la<br />
r<strong>el</strong>ación ontológica entre physis y verdad (aletheia). Con la<br />
equivalencia de polemos y logos se mostraría la dinámica original de<br />
la existencia:<br />
La lucha a la que aquí se alude es combate originario, pues permite que los<br />
combatientes surjan ante todo como tales; no es una mera arremetida entre cosas<br />
ya existentes. La lucha proyecta y desarrolla lo inaudito, lo hasta entonces no-dicho<br />
y no-pensado. Esta lucha será luego la de los creadores, los poetas, los pensadores,<br />
los hombres de Estado. Oponen al poder avasallador <strong>el</strong> bloque de su obra y<br />
conjuran en <strong>el</strong>la al mundo que con su obra han abierto. Mediante esas obras, la<br />
physis, llega a hacerse presente. Sólo así <strong>el</strong> ente, como tal, llega a ser ente. Este<br />
llegar a ser mundo (W<strong>el</strong>twerden) constituye <strong>el</strong> acontecer histórico propiamente<br />
dicho. La lucha no sólo llega a ser creativa, sino que también conserva, <strong>el</strong>la sola, <strong>el</strong><br />
ente en su constancia. Ciertamente, donde la lucha se suspende <strong>el</strong> ente no<br />
desaparece, pero <strong>el</strong> mundo se desvía. 56<br />
El concepto heraclíteo de polemos debía servir como<br />
fundamento ontológico para <strong>el</strong> pensamiento corporativo de los<br />
fascistas, para fundamentar la discriminación entre los hombres y<br />
para negar radicalmente la posibilidad de la solidaridad humana.<br />
El conflicto (Auseinandersetzung) en lo que engendra, hace brotar todo (lo<br />
presente); pero (también) es lo que conserva y domina. A unos los muestra como<br />
dioses; a otros como hombres; a unos los pone como siervos; a los otros como<br />
libres. 57 Pero aqu<strong>el</strong>los que no captan <strong>el</strong> logos, «no son capaces de oír ni<br />
de decir». No pueden estabilizar su existencia dentro d<strong>el</strong> ser d<strong>el</strong> ente.<br />
Sólo los que pueden hacerlo dominan la palabra: los poetas y los<br />
pensadores. Los otros dan vu<strong>el</strong>tas dentro d<strong>el</strong> círculo de su obstinación<br />
y falta de entendimiento. Sólo admiten lo que les sale al camino, lo<br />
que les es lisonjero y conocido. «Son como los perros: pues también<br />
los perros ladran a los que no conocen.» Son asnos: «Los asnos<br />
prefieren la paja al oro». 58<br />
El desprecio que siente Heráclito por la muchedumbre y su<br />
estima por aqu<strong>el</strong>los que poseen rango y dominio, así como la<br />
circunstancia de que hable de los insustanciales como de perros y<br />
asnos<br />
forma parte esencial de la realidad griega. Si hoy se habla, a veces con<br />
excesivo fervor, de la polis de los griegos, no debe silenciarse este aspecto. De lo<br />
contrario se corre <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de convertir <strong>el</strong> concepto de la polis en algo anodino y<br />
sentimental. Lo realmente fuerte es lo jerárquico [...]. Justamente porque <strong>el</strong> ser es<br />
logos, armonía, aletheia, physis y phaynestay no se muestra discrecionalmente. Lo<br />
verdadero no es para cualquiera sino exclusivamente para los fuertes. 59<br />
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