16.02.2017 Views

De amor y de muerte

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

piel <strong>de</strong> la joven, azul <strong>de</strong> luna, se estremeció al contacto. La levantó por la cintura, ella <strong>de</strong><br />

pie y él arrodillado, buscó el calor oculto entre sus pechos, fragancia <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra,<br />

almendra y canela; <strong>de</strong>sató las cintas <strong>de</strong> sus sandalias y aparecieron sus pies <strong>de</strong> niña, que<br />

acarició reconociéndolos, porque los había soñado inocentes y leves. Le abrió el cierre<br />

<strong>de</strong>l pantalón y lo bajó revelando el terso camino <strong>de</strong> su vientre, la sombra <strong>de</strong> su ombligo, la<br />

larga línea <strong>de</strong> la espalda que recorrió con <strong>de</strong>dos fervorosos, sus muslos firmes cubiertos<br />

<strong>de</strong> una impalpable pelusa dorada. La vio <strong>de</strong>snuda contra el infinito y con los labios trazó<br />

sus caminos, cavó sus túneles, subió sus colinas, anduvo sus valles y así dibujó los<br />

mapas necesarios <strong>de</strong> su geografía. Ella se arrodilló también y al mover la cabeza bailaron<br />

los oscuros mechones sobre sus hombros, perdidos en el color <strong>de</strong> la noche. Cuando<br />

Francisco se quitó la ropa fueron como el primer hombre y la primera mujer antes <strong>de</strong>l<br />

secreto original. No había espacio para otros, lejos se encontraba la fealdad <strong>de</strong>l mundo o<br />

la inminencia <strong>de</strong>l fin, sólo existía la luz <strong>de</strong> ese encuentro.<br />

Irene no había amado así, ignoraba aquella entrega sin barreras, temores ni reservas, no<br />

recordaba haber sentido tanto gozo, comunicación profunda, reciprocidad. Maravillada,<br />

<strong>de</strong>scubría la forma nueva y sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> su amigo, su calor, su sabor, su<br />

aroma, lo exploraba conquistándolo palmo a palmo, sembrándolo <strong>de</strong> caricias recién<br />

inventadas. Nunca había disfrutado con tanta alegría la fiesta <strong>de</strong> los sentidos, tómame,<br />

poséeme, recíbeme, porque así, <strong>de</strong>l mismo modo, te tomo, te poseo, te recibo yo. Ocultó<br />

el rostro en su pecho aspirando la tibieza <strong>de</strong> su piel, pero él la apartó levemente para<br />

mirarla. El espejo negro y brillante <strong>de</strong> sus ojos <strong>de</strong>volvió su propia imagen embellecida por<br />

el <strong>amor</strong> compartido. Paso a paso iniciaron las etapas <strong>de</strong> un rito imperece<strong>de</strong>ro. Ella lo<br />

acogió y él se abandonó, sumergiéndose en sus más privados jardines, anticipándose<br />

cada uno al ritmo <strong>de</strong>l otro, avanzando hacia el mismo fin. Francisco sonrió en completa<br />

dicha, porque había encontrado a la mujer perseguida en sus fantasías <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

adolescencia y buscada en cada cuerpo a lo largo <strong>de</strong> muchos años: la amiga, la hermana,<br />

la amante, la compañera.<br />

Largamente, sin apuro, en la paz <strong>de</strong> la noche habitó en ella <strong>de</strong>teniéndose en el umbral <strong>de</strong><br />

cada sensación, saludando al placer, tomando posesión al tiempo que se entregaba.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!