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De amor y de muerte

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dirigió a su habitación. Había <strong>de</strong>spachado temprano a su secretario y a todo el personal<br />

<strong>de</strong> servicio, porque no le gustaba que trasnochara. Los años le había acortado el sueño y<br />

prefería recogerse tar<strong>de</strong>, pasando sus veladas en la oficina <strong>de</strong>dicado al trabajo. Recorrió<br />

la casa verificando que las puertas estuvieran cerradas y los postigos corridos, porque<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el último estallido <strong>de</strong> bomba en su jardín tomaba algunas precauciones. Rechazó<br />

<strong>de</strong> plano la oferta <strong>de</strong>l General <strong>de</strong> ponerle un equipo <strong>de</strong> guardaespaldas y tampoco aceptó<br />

un grupo <strong>de</strong> jóvenes voluntarios católicos para velar por su seguridad. Estaba convencido<br />

<strong>de</strong> que se vive hasta la hora señalada y ni un instante menos o más. Por otra parte,<br />

<strong>de</strong>cía, los representantes <strong>de</strong> la Iglesia no pue<strong>de</strong>n ir por el mundo en carros blindados y<br />

con chalecos antibala como los políticos, los jefes <strong>de</strong> la mafia y los tiranos. Si tenía éxito<br />

cualquiera <strong>de</strong> los atentados contra su persona, pronto otro sacerdote ocuparía su lugar<br />

para continuar su obra. Eso le daba una gran tranquilidad.<br />

Entró en su dormitorio, cerró la gruesa puerta <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, se quitó la ropa y se colocó el<br />

camisón <strong>de</strong> dormir. Recién en ese momento sintió el cansancio y el peso <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad asumida, pero no se permitió ninguna duda. Se arrodilló en su<br />

reclinatorio, hundió la cara entre las manos y habló con Dios tal como hacía en cada<br />

instante <strong>de</strong> su vida, con la certeza profunda <strong>de</strong> ser escuchado y encontrar respuesta a<br />

sus interrogantes. Nunca le falló. A veces la voz <strong>de</strong> su Creador tardaba en hacerse oír o<br />

se manifestaba a través <strong>de</strong> tortuosos sen<strong>de</strong>ros, pero jamás enmu<strong>de</strong>cía <strong>de</strong>l todo. Durante<br />

largo rato estuvo sumido en la oración hasta que sintió los pies <strong>de</strong> hielo y la carga <strong>de</strong> los<br />

años abrumándole la espalda. Recordó que ya no estaba en edad <strong>de</strong> exigir tanto esfuerzo<br />

a sus huesos y se sumió en la cama con un suspiro satisfecho, porque el Señor había<br />

aprobado sus <strong>de</strong>cisiones.<br />

Amaneció un miércoles asoleado como día <strong>de</strong> pleno verano.<br />

La comisión llegó a Los Riscos en tres automóviles, dirigida por el Obispo Auxiliar y<br />

guiados por José Leal, quien había marcado la ruta en un mapa según las instrucciones<br />

<strong>de</strong> su hermano. Los periodistas, los representantes <strong>de</strong> organismos internacionales y los

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