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De amor y de muerte

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horquillas <strong>de</strong> hueso y carey. Estaba maquillándose, tarea <strong>de</strong>licada que cumplía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

hacía sesenta y tantos anos, sin faltar un solo día. En la clara luz <strong>de</strong> la mañana, su rostro<br />

surgía como una máscara japonesa en la cual un pulso vacilante estampó el trazo<br />

púrpura <strong>de</strong> la boca. Sus párpados temblaban, azules, ver<strong>de</strong>s, plateados, sobre la alba<br />

superficie empolvada. Por breves instantes la vieja actriz no reconoció a Francisco,<br />

sumida en un sueño remoto, tal vez entre las bambalinas <strong>de</strong> un teatro antes <strong>de</strong> levantarse<br />

el telón en una noche <strong>de</strong> estreno. Vacilaron sus pupilas perdidas en el pasado y<br />

lentamente su espíritu regresó al presente. Sonrió y dos hileras <strong>de</strong> perfectos dientes <strong>de</strong><br />

artificio rejuvenecieron su expresión.<br />

Durante los meses <strong>de</strong> amistad con Irene, Francisco aprendió a conocer las peculiarida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> los ancianos y así <strong>de</strong>scubrió que el afecto es la única clave para comunicarse con<br />

ellos porque la razón es un laberinto don<strong>de</strong> se extravían con facilidad.<br />

Se sentó al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cama y acarició la mano <strong>de</strong> Josefina Bianchi, acomodándose a su<br />

tiempo íntimo. Era inútil apurarla. Ella evocó la época espléndida <strong>de</strong> su existencia, cuando<br />

la platea se llenaba con sus admiradores y en su camerino resplan<strong>de</strong>cían los ramos <strong>de</strong><br />

flores, cuando recorría el continente en giras tumultuosas y se necesitaban cinco<br />

cargadores para subir y bajar su equipaje <strong>de</strong> los barcos y los trenes.<br />

--¿Qué pasó, hijo? ¿Dón<strong>de</strong> están el vino, los besos, la risa? ¿Dón<strong>de</strong> los hombres que me<br />

amaron? ¿Y las multitu<strong>de</strong>s que me aplaudieron?<br />

--Todo está aquí, en su memoria, Josefina.<br />

--Soy vieja, pero no idiota. Me doy cuenta <strong>de</strong> que estoy sola.<br />

Notó el maletín <strong>de</strong> la cámara fotográfica y quiso posar para <strong>de</strong>jar un recuerdo suyo<br />

cuando hubiera muerto. Se adornó con collares <strong>de</strong> falsos diamantes, lazos <strong>de</strong> terciopelo,<br />

velos color malva, su abanico <strong>de</strong> plumas y una sonrisa <strong>de</strong> otro siglo. Mantuvo la postura

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