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De amor y de muerte

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Entonces, para disimular, hizo el juramento <strong>de</strong> seguir sin usarlos hasta la caída <strong>de</strong>l<br />

General que gobernaba con mano <strong>de</strong> hierro su patria adoptiva.<br />

--Me los ponen cuando muera, carajo --<strong>de</strong>cía--. ¡Quiero irme al infierno con calcetas rojas!<br />

No creía en la prolongación <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>muerte</strong>, pero toda precaución en ese<br />

sentido era poca para su hidalgo temperamento. La <strong>de</strong>mocracia en España no le <strong>de</strong>volvió<br />

el uso <strong>de</strong> los calcetines ni lo hizo regresar, porque sus hijos, sus nietos y las raíces<br />

americanas lo retuvieron. La casa tampoco recibió las reparaciones necesarias. <strong>De</strong>spués<br />

<strong>de</strong>l Golpe Militar otras urgencias ocuparon a la familia. A causa <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as políticas, el<br />

Profesor Leal fue colocado en la lista <strong>de</strong> los in<strong>de</strong>seables y obligado a jubilar. No perdió el<br />

optimismo al verse sin trabajo y con una pensión reducida, más bien imprimió en la cocina<br />

un volante para ofrecer clases <strong>de</strong> literatura y lo distribuyó don<strong>de</strong> pudo. Sus escasos<br />

alumnos consiguieron equilibrar un poco el presupuesto y así pudieron vivir con sencillez<br />

y ayudar a Javier. El hijo mayor se encontraba en serias dificulta<strong>de</strong>s económicas para<br />

mantener mujer y tres niños. <strong>De</strong>scendió el nivel <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los Leal, como ocurrió a tantos<br />

en su medio. Prescindieron <strong>de</strong> los abonos a los conciertos, el teatro, los libros, los discos<br />

y otros refinamientos que alegraban sus días. Más tar<strong>de</strong>, cuando fue evi<strong>de</strong>nte que<br />

tampoco Javier podría encontrar un empleo, su padre <strong>de</strong>cidió construir un par <strong>de</strong><br />

habitaciones y un baño en el patio para acogerlo con su familia. Los tres hermanos se<br />

juntaban los fines <strong>de</strong> semana para pegar ladrillos bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l Profesor Leal,<br />

quien obtenía sus conocimientos <strong>de</strong> un manual <strong>de</strong> construcción comprado en un remate<br />

<strong>de</strong> libros viejos. Como ninguno tenía experiencia en ese oficio y al manual le faltaban<br />

varias hojas, el resultado pre<strong>de</strong>cible, una vez la obra concluida, sería una edificación <strong>de</strong><br />

pare<strong>de</strong>s torcidas que pensaban disimular cubriéndola con hiedra. Javier se opuso hasta el<br />

final a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> vivir a expensas <strong>de</strong> sus padres. Por herencia tenía un carácter orgulloso.<br />

Don<strong>de</strong> comen tres, comen ocho --dijo Hilda sin alterar el hábito <strong>de</strong> su parsimonia. Cuando<br />

tomaba una <strong>de</strong>cisión era por lo general inapelable.<br />

-Son tiempos muy malos, hijo, tenemos que ayudarnos --agregó el Profesor Leal.

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