You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
la tensión y la ansiedad, pero dispuesto a prolongar ese instante para siempre, se quedó<br />
a su lado hasta oír los primeros ruidos <strong>de</strong> la calle y ver la luz <strong>de</strong>l alba en la ventana. Irene<br />
<strong>de</strong>spertó sobresaltada y por un momento no recordó dón<strong>de</strong> se encontraba.<br />
pero luego se levantó <strong>de</strong> un solo impulso se mojó la cara con agua fría y salió disparada<br />
hacia su casa. <strong>de</strong>jando a Francisco olvidado como un huérfano. <strong>De</strong>s<strong>de</strong> ese día le contaba<br />
a quien quisiera oír que habían dormido juntos lo cual pensaba Francisco, en el sentido<br />
figurado <strong>de</strong> la expresión era <strong>de</strong>sgraciadamente falso.<br />
El domingo amaneció el cielo pesado <strong>de</strong> luz y el aire turbado y espeso, como un a<strong>de</strong>lanto<br />
<strong>de</strong>l verano. En la violencia hay pocos progresos y para matar cerdos se empleaba el<br />
mismo método <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos bárbaros. Irene calificó aquello <strong>de</strong> ceremonia pintoresca,<br />
porque nunca había visto morir ni a una gallina y apenas conocía a los puercos en su<br />
estado natural.<br />
Iba dispuesta a realizar un reportaje para la revista, tan entusiasmada con su proyecto,<br />
que no mencionó a Evangelina y sus ataques estrepitosos, como si los hubiera olvidado a<br />
Francisco le pareció cruzar un paraje <strong>de</strong>sconocido. En esa semana se <strong>de</strong>sató la<br />
primavera, se afirmó el ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> los campos, florecieron los aromos, esos árboles<br />
encantados que <strong>de</strong> lejos parecen cubiertos <strong>de</strong> abejas y <strong>de</strong> cerca marean con su fragancia<br />
imposible <strong>de</strong> racimos amarillos, los espinos y las moras se poblaron <strong>de</strong> pájaros y el aire<br />
vibraba con el zumbido <strong>de</strong> los insectos. Al llegar a la propiedad <strong>de</strong> los Ranquileo la faena<br />
comenzaba. Los dueños <strong>de</strong> casa y los visitantes se activaban alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una fogata y<br />
los niños corrían gritando, riendo y tosiendo por el humo, los perros montaban guardia<br />
impacientes y alegres cerca <strong>de</strong> las cacerolas, presintiendo los <strong>de</strong>spojos <strong>de</strong>l festín. Los<br />
Ranquileo recibieron a los recién llegados con muestras <strong>de</strong> cortesía, pero Irene notó al<br />
punto un hálito <strong>de</strong> tristeza en sus rostros. Bajo la apariencia cordial percibió la congoja,<br />
pero no tuvo tiempo <strong>de</strong> indagar ni <strong>de</strong> comentarlo con Francisco, porque en ese momento<br />
trajeron el cerdo a la rastra. Era un enorme animal criado para el consumo <strong>de</strong> la familia,<br />
todos los <strong>de</strong>más se vendían en el mercado. Un experto lo seleccionaba a los pocos días<br />
<strong>de</strong> nacido, introduciendo la mano en su garganta para comprobar la ausencia <strong>de</strong> granos,