16.02.2017 Views

De amor y de muerte

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Para Gustavo Morante el Ejército era una vocación absorbente. Entró a la carrera<br />

<strong>de</strong>slumbrado por la vida recia, la seguridad <strong>de</strong> un futuro estable, el gusto por el mando y<br />

la tradición familiar. Su padre y su abuelo fueron generales.<br />

A los veintiún años se distinguió como el alumno <strong>de</strong> mejores calificaciones <strong>de</strong> su grado y<br />

fue campeón <strong>de</strong> esgrima y natación. Se especializó en artillería y cumplió su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

mandar a la tropa y formar reclutas. Cuando Francisco Leal lo conoció, acababa <strong>de</strong><br />

regresar <strong>de</strong> la Antártida, don<strong>de</strong> pasó doce meses aislado bajo cielos inmutables, teniendo<br />

por horizonte la bóveda <strong>de</strong> un cielo mercurial, iluminado por un sol tenue durante seis<br />

meses sin noche y otro medio año viviendo en oscuridad perenne. Podía comunicarse por<br />

radio con Irene una vez por semana sólo quince minutos, que aprovechaba para pedirle<br />

cuenta <strong>de</strong> todos sus actos, enfermo <strong>de</strong> celos y soledad.<br />

Seleccionado por el Alto Mando entre muchos candidatos por su fortaleza <strong>de</strong> carácter y<br />

condiciones físicas, vivió en ese inmenso territorio <strong>de</strong>solado con otros siete hombres,<br />

sorteando temporales que levantaban negras olas altas como montañas, <strong>de</strong>fendiendo sus<br />

más preciosos tesoros: los perros esquimales y los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> combustibles, a treinta<br />

grados bajo cero, moviéndose como una máquina para combatir el frío si<strong>de</strong>ral y la<br />

nostalgia irremediable, con la única y sagrada misión <strong>de</strong> mantener on<strong>de</strong>ando el pabellón<br />

nacional en aquellos parajes olvidados. Trataba <strong>de</strong> no pensar en Irene, pero ni el<br />

cansancio, ni el hielo, ni las píldoras <strong>de</strong>l enfermero para burlar la lujuria, conseguían<br />

borrar <strong>de</strong> su corazón el tibio recuerdo <strong>de</strong> ella. Se distraía cazando focas en los meses <strong>de</strong><br />

verano para almacenarlas en la nieve hasta el invierno y engañaba las horas verificando<br />

observaciones meteorológicas, midiendo mareas, velocidad <strong>de</strong>l viento, octavos <strong>de</strong> nubes,<br />

temperatura y humedad, pronosticando tempesta<strong>de</strong>s, elevando globos sonda para<br />

adivinar las intenciones <strong>de</strong> la naturaleza mediante cálculos trigonométricos. Pasó por<br />

momentos <strong>de</strong> euforia y otros <strong>de</strong> <strong>de</strong>presión, pero nunca cayó en los vicios <strong>de</strong>l pánico y la<br />

<strong>de</strong>silusión. El aislamiento y el contacto con esa soberbia tierra helada templaron su<br />

carácter y su espíritu, tornándolo más reflexivo. Se aficionó a la lectura y al estudio <strong>de</strong> la<br />

historia, dando a su pensamiento una nueva dimensión. Cuando el <strong>amor</strong> lo abrumaba<br />

escribía cartas a Irene en un estilo diáfano como el paisaje blanco que lo ro<strong>de</strong>aba, pero

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!