16.02.2017 Views

De amor y de muerte

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Por estar unidos en la complicidad <strong>de</strong> tareas similares, Francisco pensó en su hermano<br />

cuando estaba en la gruta <strong>de</strong> Pra<strong>de</strong>lio Ranquileo. Lamentó no haber solicitado antes su<br />

ayuda.<br />

Si el fugitivo se había internado en la región silenciosa <strong>de</strong> las montañas, no encontrarían<br />

su pista, y si había bajado al valle a cumplir su venganza y era arrestado, sería imposible<br />

prestarle socorro.<br />

Francisco se sacudió el cansancio, empapó su ropa para refrescarse y empezó el<br />

<strong>de</strong>scenso con el calor <strong>de</strong> la siesta pesando como un fardo sobre su cabeza, cegándolo<br />

por momentos con puntos multicolores que bailaban ante sus pupilas. Por fin alcanzó el<br />

sitio don<strong>de</strong> <strong>de</strong>jó la motocicleta y allí encontró a Irene aguardándolo. Su amiga, <strong>de</strong>masiado<br />

impaciente para esperarlo en casa <strong>de</strong> los Ranquileo, atajó al primer carretón <strong>de</strong> verduras<br />

que atinó a pasar y le pidió que la encaminara. Se abrazaron ansiosos. Ella lo condujo<br />

hacia la sombra benéfica <strong>de</strong> los árboles, don<strong>de</strong> había emparejado el suelo quitando los<br />

guijarros. Lo ayudó a recostarse y mientras él <strong>de</strong>scansaba tratando <strong>de</strong> dominar el temblor<br />

<strong>de</strong> sus piernas, ella le limpió el sudor con un pañuelo, partió un melón que le había<br />

regalado Digna y le dio a comer, <strong>de</strong>sprendiendo los trozos con los dientes y colocándolos<br />

en su boca con un beso. La fruta estaba tibia y <strong>de</strong>masiado dulce, pero a él le pareció que<br />

cada bocado era un remedio prodigioso, capaz <strong>de</strong> anular la fatiga y combatir el<br />

<strong>de</strong>saliento. Cuando <strong>de</strong>l melón no quedaron sino las cáscaras mordidas, Irene empapó el<br />

pañuelo en un charco y se limpiaron. Bajo el sol inmisericor<strong>de</strong> <strong>de</strong> las tres renovaron las<br />

promesas susurradas la noche anterior, acariciándose con una sabiduría recién<br />

aprendida.<br />

A pesar <strong>de</strong> la dicha <strong>de</strong> ese <strong>amor</strong> apenas estrenado, Irene no apartaba <strong>de</strong> su memoria la<br />

visión <strong>de</strong> la mina.<br />

--¿Cómo supo Pra<strong>de</strong>lio dón<strong>de</strong> estaba el cuerpo <strong>de</strong> su hermana? --se preguntaba.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!