16.02.2017 Views

De amor y de muerte

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sarampión. Finalmente le dio un frasco <strong>de</strong> pastillas <strong>de</strong> calcio y un jabón <strong>de</strong>sinfectante<br />

para su baño diario.<br />

A la semana la muchacha había a<strong>de</strong>lgazado, tenía turbia la mirada y trémulas las manos,<br />

andaba con el estómago revuelto y los ataques continuaban. Entonces, venciendo su<br />

natural resistencia, Digna Ranquileo la llevó al hospital <strong>de</strong> Los Riscos, don<strong>de</strong> un joven<br />

facultativo recién llegado <strong>de</strong> la capital, que se expresaba en términos científicos y nunca<br />

había oído <strong>de</strong>l empacho, la lipiria calambre y mucho menos <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong> ojo, le aseguró<br />

que Evangelina pa<strong>de</strong>cía histeria. Dictaminó ignorarla y esperar que el término <strong>de</strong> la<br />

adolescencia apaciguara sus nervios.<br />

Le recetó un tranquilizante capaz <strong>de</strong> tumbar a un toro y le advirtió que si esas pataletas<br />

<strong>de</strong> loca no se le pasaban, tendrían que remitirla al Hospital Psiquiátrico <strong>de</strong> la capital,<br />

don<strong>de</strong> le <strong>de</strong>volverían el buen juicio con golpes <strong>de</strong> electricidad.<br />

Digna quiso saber si la histeria causaba el baile <strong>de</strong> las tazas en las estanterías, el lúgubre<br />

aullido <strong>de</strong> los perros, la ruidosa lluvia <strong>de</strong> piedras invisibles en el techo y la vibración <strong>de</strong> los<br />

muebles, pero el doctor prefirió no entrar en tales honduras y se limitó a recomendarle<br />

que pusiera la vajilla en un lugar seguro y atara a las bestias en el patio.<br />

Al comienzo el medicamento sumió a Evangelina en un sopor profundo, parecido a la<br />

<strong>muerte</strong>. A duras penas podían hacerla abrir los ojos para alimentarla. Le introducían un<br />

bocado entre los labios y luego le salpicaban la cara con agua fría para que se acordara<br />

<strong>de</strong> masticar y tragar. <strong>De</strong>bían acompañarla a la letrina, pues temían verla caer <strong>de</strong>ntro<br />

vencida por el sueño. Permanecía acostada y cuando sus padres la ponían <strong>de</strong> pie daba<br />

un par <strong>de</strong> pasos <strong>de</strong> borracho y caía al suelo roncando. Esta ensoñación se interrumpía<br />

sólo al mediodía para su trance acostumbrado, único momento en que se <strong>de</strong>spabilaba<br />

dando muestras <strong>de</strong> alguna vitalidad. Antes <strong>de</strong> una semana las pastillas recetadas en el<br />

hospital <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> producirle efecto y entró en una etapa <strong>de</strong> mutismo y tristeza que la<br />

mantenía quieta e insomne tanto <strong>de</strong> día como <strong>de</strong> noche. Entonces la madre tomó la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!