Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
por instrucciones precisas <strong>de</strong> evitar conflictos con la Iglesia, carajo, estos curas malditos<br />
se meten don<strong>de</strong> nadie los manda, ¿por qué no se ocupan <strong>de</strong>l alma y nos <strong>de</strong>jan a<br />
nosotros el gobierno? Pero déjenlos, no sea cosa que tengamos otro lío, dijo el General<br />
furioso, y averigüen qué diablos están tramando para ponernos el parche antes <strong>de</strong> la<br />
herida, antes que esos <strong>de</strong>sgraciados empiecen a disparar pastorales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito<br />
para jo<strong>de</strong>r a la patria y no que<strong>de</strong> más remedio que darles una lección, aunque eso no me<br />
haría ninguna gracia, yo soy católico, apostólico, romano y observante. No pienso<br />
pelearme con Dios.<br />
No supieron lo hablado esa noche, a pesar <strong>de</strong> los micrófonos comprados en tierras<br />
bíblicas, que al ser colocados a tres cuadras <strong>de</strong> distancia, podían captar hasta los<br />
suspiros y ja<strong>de</strong>os <strong>de</strong> las parejas en<strong>amor</strong>adas en los hoteles lejanos; a pesar <strong>de</strong> los<br />
teléfonos intervenidos <strong>de</strong> todo el mundo para escuchar hasta la última intención<br />
murmurada en la vasta prisión <strong>de</strong>l territorio nacional; a pesar <strong>de</strong> los agentes infiltrados en<br />
la misma resi<strong>de</strong>ncia episcopal vestidos <strong>de</strong> exterminadores <strong>de</strong> cucarachas, repartidores <strong>de</strong><br />
almacén, jardineros y hasta cojos, ciegos y epilépticos apostados en la puerta pidiendo<br />
limosna y bendición al paso <strong>de</strong> las sotanas. Se esmeraron los Cuerpos <strong>de</strong> Seguridad,<br />
pero sólo averiguaron que durante muchas horas permanecieron tras la puerta cerrada<br />
las personas <strong>de</strong> esta lista, mi General, y luego salieron <strong>de</strong> la oficina para entrar al<br />
comedor, don<strong>de</strong> se sirvió caldillo marino, ternera asada con papas al perejil y <strong>de</strong> postre<br />
una... ¡vaya al grano, Coronel, no me dé recetas <strong>de</strong> cocina sino lo que hablaron! Ni la<br />
menor i<strong>de</strong>a, mi General, pero si le parece po<strong>de</strong>mos interrogar al secretario. ¡No sea<br />
imbécil, Coronel!<br />
A medianoche se <strong>de</strong>spidieron en la puerta <strong>de</strong> la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Car<strong>de</strong>nal las personas<br />
citadas, ante la mirada atenta <strong>de</strong> la policía apostada sin disimulo en la calle. Todos sabían<br />
que a partir <strong>de</strong> ese momento sus vidas corrían peligro, pero ninguno vaciló, estaban<br />
habituados a caminar al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un abismo. <strong>De</strong>s<strong>de</strong> hacía años trabajaban para la<br />
Iglesia. Menos José Leal, todos eran laicos y algunos tan <strong>de</strong>screídos que nunca tuvieron<br />
contacto con la religión hasta el Golpe Militar, cuando se unieron en el inevitable<br />
compromiso <strong>de</strong> resistir en la sombra. Al quedar solo, el Car<strong>de</strong>nal apagó las luces y se