O Fututo do Constitucionalismo - Caderno de Resumos [2014][l]

50 • I Congresso Internacional de Direito Constitucional e Filosofia Política
Se identifican pues, dos esferas de los contenidos constitucionales
en relación con los poderes públicos. De un lado, la esfera de
la indecidible, definida como todo aquello que, incluso en las democracias,
está vedado a la voluntad de las mayorías. De otro lado, la
esfera de lo decidible, que se corresponde con el espacio obligado de
decisión (Ferrajoli, 2008). Ambas se refieren tanto al poder púbico
como al privado, y son simétricas y complementarias. Así, se refieren
al Estado y al mercado, dado que en el Estado de Derecho –Estado
Constitucional de Derecho- no hay poderes absolutos. Y ambas
permiten identificar la esfera discrecional de la política y la esfera de
sujeción al orden jurídico (Ferrajoli, 2008).
En este sentido, la relación de los poderes públicos en un modelo
de estado simple es insuficiente para explicar su régimen de competencias
y legitimidad. Esto en la medida en que este modelo ya
no garantiza la separación de funciones, la colaboración armónica y
el control recíproco; entregando así importantes funciones al poder
ejecutivo (Ferrajoli, 2008), y ha impedido efectivos mecanismos de
control político a este poder en los regímenes presidencialistas.
De esta forma resulta posible entender por lo menos dos fenómenos.
En primer lugar, las relaciones entre la rama ejecutiva y legislativa
se soportan en la con-división y coordinación de competencias, y no
propiamente en el control (Ferrajoli, 2008). Y en segundo lugar, las
funciones de garantía requieren mayores niveles de independencia.
Por ello la esfera de lo indecidible requiere poderes de control,
representados por el poder judicial y cuya legitimidad está determinada
por la sujeción al orden jurídico. Por su parte, la esfera de lo decidible,
sometida a la discrecionalidad política, está en manos de los
poderes de representación –legislativo y ejecutivo-, cuya legitimidad
está determinada por la representación democrática. Así, si ambos –
los poderes de control o garantía y los poderes de representación- son
distintos, ambos deben de ser separados e independientes. Los de
poderes de representación han de estar orientados a la satisfacción
del interés general; y los poderes de control han de estar orientados al
interés particular, en un enfoque de derechos humanos.