Investigación operativa en planificación familiar: Lecturas Selectas

86 Allan G. Rosenfield y Charoon Limcharoen
Para ser más específicos, las metas establecidas en el plan quinquenal del
Programa de Planificación Familiar, suponen que cada año cerca de 8 por ciento
de la población elegible aceptará servicios de este tipo. Casi 3 por ciento de las
mujeres elegibles aceptó la planificación familiar en las provincias
experimentales durante los seis meses que duró la investigación, en comparación
con sólo 1 por ciento que lo hizo en las provincias control. Con base en la
experiencia de estas 17 provincias, parece obvio que sería extremadamente
difícil alcanzar la meta nacional sin la colaboración de las parteras auxiliares.
Preocupaba la posibilidad de que hubiera más aceptantes y una tasa de
continuidad menor. Pero ocurrió lo contrario: las tasas de continuidad de uso de
la píldora en las cuatro provincias en las que las parteras auxiliares la
prescribieron fueron, en realidad, mayores que en las provincias en las que los
doctores la prescribieron. La hipótesis es que las parteras auxiliares son capaces,
posiblemente, de desarrollar una mejor relación con las mujeres de lo que
pueden hacerlo los médicos, dada su mayor cercanía con las mujeres que viven
en los pueblos, en comparación con las clínicas que atienden los médicos, y
también por su mayor proximidad con ellas en términos de antecedentes
socioeconómicos similares.
Las implicaciones de este estudio fueron muy significativas para el
Programa de Planificación Familiar del Ministerio de Salud Pública. 14 Hacia fines
de 1970, más de 4.000 médicos, enfermeras y parteras auxiliares se habían
capacitado en temas de población y planificación familiar. Había 84 hospitales
provinciales con clínicas fuera de Bangkok, mientras que en esta ciudad existían
más de 250 clínicas de otro tipo con un médico que ofrecía servicios de
planificación familiar en hospitales y en centros de salud gubernamentales. Es
decir, había sólo 350 clínicas, aproximadamente, que ofrecían la píldora o el DIU
a la población femenina que estaba casada y en edad fértil, y que tenía entre 15
y 45 años, entre una población de más de 4.300.000 personas.
A mediados de 1970, y como resultado del aparente éxito de este estudio
piloto, el Ministerio de Salud Pública decretó que todas las parteras auxiliares
que habían recibido el curso básico de planificación familiar podrían prescribir
la píldora utilizando la lista de verificación del modo como se había hecho en el
estudio. Esto significó que el número total de clínicas que ofrecía un método de
anticoncepción eficaz se incrementó súbitamente, de cerca de 350 a casi 3.500.
En la gráfica 1 se muestran los totales de aceptantes de la planificación
familiar en seis meses para toda Tailandia. La píldora y el DIU tenían cifras casi
equivalentes a fines de 1969 y principios de 1970; pero a partir de junio de 1970,
como resultado del decreto ministerial, se registró un incremento dramático en
el número de aceptantes de la píldora; los totales mensuales aumentaron de casi
8.800 en abril de 1970, a cerca de 31.000 en diciembre de 1971. En ese mismo año