Investigación operativa en planificación familiar: Lecturas Selectas

188 Alexander E. Omu y cols.
varias razones. En primer lugar, el índice casi se duplica si se le compara con el de
7 por ciento de esterilización entre mujeres de alta paridad en el mismo hospital
para 1981. 11 En segundo lugar, en Nigeria existe una gran preferencia por las familias
numerosas; ahí, la procreación reviste una gran importancia social. En consecuencia,
es probable que las mujeres se muestren renuentes a optar por un método
permanente a pesar del riesgo que implica para su salud tener más hijos. Por último,
una cuarta parte de las mujeres en este estudio había sufrido la muerte de un hijo
durante su infancia, y 10 por ciento de ellas había experimentado una muerte infantil
después de su embarazo anterior más inmediato.
En este contexto, se debe prestar consideración al costo-efectividad de la
consejería ofrecida a mujeres con menos de un número mínimo de hijos. De las
mujeres del grupo de tratamiento que optaron por la esterilización, 62 por ciento
tenía seis o más hijos sin incluir el embarazo actual, y 82 por ciento tenía cinco o
más hijos vivos. Si las mujeres con menos de cinco hijos hubieran recibido
consejería tan sólo una vez, el número de sesiones de consejería habría disminuido
en una tercera parte y el número de esterilizaciones habría disminuido en no más
de 10 por ciento, suponiendo índices similares a los del grupo de control.
Es probable que incluso aquellas mujeres con cinco o más hijos no requirieran
de las cuatro sesiones de consejería; también es probable que las mujeres que
decidieron ser esterilizadas durante su primera visita únicamente requirieran de una
sesión adicional para recibir información más detallada. Las sesiones deberían
realizarse tan pronto como sea posible después de la vigésima semana de gestación
para permitir a la pareja sopesar con cuidado esta importante decisión.
Otra manera de disminuir los costos del programa podría ser la de ver sólo
una vez a aquellas mujeres que al momento de su admisión afirman que desean tener
más hijos, ya que ésta fue la razón más común para no someterse a la operación. Si
estas mujeres hubieran tenido una sesión únicamente, el número de esterilizaciones
en el grupo de tratamiento habría disminuido en un máximo de 14 por ciento, y el
número de sesiones de consejería habría disminuido en 44 por ciento.
Aunque cualquiera de las dos estrategias para limitar el número de sesiones
disminuiría los costos del programa, también podría disminuir el número de
mujeres que optaran por algún otro método anticonceptivo. Sin duda alguna, todas
las mujeres requieren alguna consejería postparto sobre anticoncepción.
Una cuarta parte de las mujeres afirmó que decidió no someterse a la
esterilización por miedo a la cirugía o porque no les agradaba. Por lo tanto, es
evidente que el programa debería hacer énfasis en la seguridad de la operación
con el fin de contrarrestar estos temores. De manera general, el programa tuvo
un impresionante impacto sobre el nivel de conocimiento y las actitudes de las
mujeres hacia la esterilización femenina. El mejoramiento en estas áreas podría
traducirse en una mayor demanda por servicios de esterilización a futuro, ya sea