Investigación operativa en planificación familiar: Lecturas Selectas

420 Janice R. Stevens y Carl M. Stevens
testimonio como válido por sí solo; de ahí que a las encuestadas se les haya
preguntado: “¿cómo es (el método que se encuentra usted utilizando
actualmente)?, ¿cómo lo usa?” Los porcentajes de las encuestadas que poseían
un conocimiento razonable —o mejor— acerca de su método fueron: 87 por
ciento de las encuestadas en la Fase II, en el grupo B (programa de incentivos
con cinco visitas); 75 por ciento de las encuestadas en la Fase II en el grupo A
(PCs únicamente); 44 por ciento de las encuestadas en la Fase III, en Vallum (PCs
únicamente); y 57 por ciento de las encuestadas en la Fase III, en Mathur
(programa de incentivos con una sola visita). A manera de verificación adicional
de su práctica anticonceptiva, a las encuestadas que afirmaron que se
encontraban utilizando píldoras anticonceptivas se les preguntó: “¿puede
enseñarnos el paquete que está utilizando ahora?” A excepción de las encuestadas
de Mathur (28 por ciento), alrededor de 50 por ciento de las encuestadas en todos
los demás programas pudo mostrar un paquete utilizado parcialmente.
La evidencia aquí reunida acerca de la práctica anticonceptiva deja mucho
que desear. Uno de los grandes problemas que surgen durante la evaluación del
desempeño de los programas de planificación familiar es encontrar formas
factibles para medir la tasa y la calidad verdaderas de la práctica anticonceptiva
—un problema para el cual, hasta donde nosotros sabemos, no existe una
respuesta totalmente satisfactoria (Potter y cols., 1991). En la actualidad se
realizan encuestas sobre la fecundidad, medida por el número de embarazos y
por la duración del intervalo abierto de nacimientos.
Fase IV: la implementación del programa de Ammanpettai a través de
instalaciones gubernamentales
Al parecer, el programa funcionó bien en el entorno de la clínica privada que
suministró la Clínica Stella Maris. Sin embargo, para que resulte significativo en
lo que se refiere a encarar la necesidad que tiene la India de incrementar
rápidamente el número de aceptantes de anticonceptivos, un programa de este
tipo debe ser capaz de operar con números de aceptantes muy elevados a lo
largo y ancho del país. Para lograrlo, se requiere de una infraestructura
(instalaciones/personal) mucho mayor que la que las clínicas privadas pueden
ofrecer. Las instalaciones de salud del gobierno constituyen el sistema único,
más grande y con mejor distribución geográfica para poner en práctica un
programa de ese tipo. En consecuencia, en 1988 se implantó el programa de
incentivos en diversos puestos de salud del gobierno en la ciudad de Madras. Al
mismo tiempo, se pusieron en práctica programas de incentivos-PCs y de PCs
únicamente en los centros de atención primaria a la salud de dos áreas rurales
del Distrito de Thanjavur (Kabisthalam y Mellatur).
El programa de Madras ha sido operado en su totalidad por personal de
bienestar familiar del gobierno, con el apoyo del programa de Ammanpettai, que