Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />
126<br />
trae a esta caracterización, más bi<strong>en</strong> la repres<strong>en</strong>ta, de hecho, <strong>un</strong> objeto sólo sufre<br />
<strong>un</strong>a desvalorización si se le califica de “cosa de moda”. La moda es la “trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia”<br />
del nacimi<strong>en</strong>to como nueva fu<strong>en</strong>te de novedad, y “trasci<strong>en</strong>de” la<br />
muerte haci<strong>en</strong>do de la mercancia inorgánica el objeto del deseo humano (B<strong>en</strong>jamin,<br />
1985, Vol. 1, 130). Con su poder para dirigir el deseo libidinal hacia la<br />
naturaleza inorgánica, la moda conecta el fetichismo de la mercancia, el fin que<br />
se hace medio, con el fetichismo sexual característico del erotismo moderno.<br />
Así como el maniquí ti<strong>en</strong>e partes separables, la moda fom<strong>en</strong>ta la fragm<strong>en</strong>tación<br />
fetichista del cuerpo vivi<strong>en</strong>te de la mujer. Es quizás <strong>en</strong> el ámbito cinematográfico<br />
donde mejor se ha puesto esto de manifiesto, concretam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el “troceami<strong>en</strong>to”<br />
erótico del cuerpo de la mujer considerado como objeto del deseo, así<br />
ocurre <strong>en</strong> la década de los años treinta con la pasión por el pecho de Mary Pickford<br />
que deja paso <strong>en</strong> los cuar<strong>en</strong>ta a las piernas de Joan Crawford que, a su vez,<br />
son substituidas <strong>en</strong> la década de los cincu<strong>en</strong>ta por la c<strong>en</strong>tralidad cuasig<strong>en</strong>ital del<br />
pubis angelical de Marylin Monroe, que finalm<strong>en</strong>te se expansiona hacia la implosión<br />
de la totalidad del cuerpo como fetiche <strong>en</strong> el cine más reci<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do<br />
como refer<strong>en</strong>cia más repres<strong>en</strong>tativa a Brigittte Bardot, y <strong>en</strong> la fotografía artística,<br />
<strong>en</strong>tre cuyos más cualificados repres<strong>en</strong>tantes cabe citar a Robert<br />
Maplethorpe y su musa, Lisa Lyon, modelo de refer<strong>en</strong>cia de este cuarto “troceami<strong>en</strong>to”<br />
del cuerpo fem<strong>en</strong>ino.<br />
Como Stein y Vidich ap<strong>un</strong>taron, hace ya cuar<strong>en</strong>ta años, “mant<strong>en</strong>emos<br />
nuestra salud gracias a que apr<strong>en</strong>demos a apreciar “realidades múltiples”<br />
(término este que procede de Alfred Schütz). La conci<strong>en</strong>cia irónica de <strong>un</strong>a gran<br />
variedad de contextos e interpretaciones que cualifican al carácter y a la acción<br />
humanos se ha convertido <strong>en</strong> <strong>un</strong> item indisp<strong>en</strong>sable <strong>en</strong> nuestro equipami<strong>en</strong>to<br />
para la vida” (Stein, Vidich y White, 1960, 18). El flâneur es el tipo social que<br />
mejor ha apr<strong>en</strong>dido esta lección. Vagar sin <strong>un</strong> objetivo, pararse de vez <strong>en</strong> cuando<br />
mirando alrededor es, podríamos decir, el juego que se trae <strong>en</strong>tre manos<br />
el flâneur. Zigm<strong>un</strong>t Bauman caracteriza, de forma extremadam<strong>en</strong>te original, al<br />
flâneur (a difer<strong>en</strong>cia del puritano del siglo XVII) cambiando el s<strong>en</strong>tido de <strong>un</strong>o<br />
de los últimos párrafos, citados arriba, de La ética protestante de Weber: “El flâneur<br />
quería jugar este juego de ocio; nosotros t<strong>en</strong>emos que hacerlo. Cuando el<br />
flanerismo fue traído de los pasajes parisinos a la vida cotidiana y com<strong>en</strong>zó a dominar<br />
la estética intram<strong>un</strong>dana, aportó su contribución a la construcción del<br />
cosmos trem<strong>en</strong>do del ord<strong>en</strong> consumista postmoderno. Este ord<strong>en</strong> está ahora<br />
limitado a las condiciones técnicas y económicas de la producción maquinística<br />
que determina hoy con fuerza irresistible las vidas de todos los individuos<br />
que han nacido d<strong>en</strong>tro de este dispositivo, no sólo de aquellos directam<strong>en</strong>te implicados<br />
con vivir sus vidas como juegos de observación. Quizás las determinará<br />
hasta que el último bit de información sea devuelto por la computadora. Según<br />
Baudelaire y B<strong>en</strong>jamin, la dedicación a la fantasía móvil se apoyaría sobre<br />
los hombros del flâneur, como <strong>un</strong> manto sutil que puede ser arrojado <strong>en</strong> cualquier<br />
mom<strong>en</strong>to. Pero, el destino ha decretado que tal manto se convierta <strong>en</strong><br />
<strong>un</strong>a jaula de hierro” (Bauman, 1994, 153).