Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />
70<br />
mo la revolución francesa, la revuelta del mayo francés o los primeros mom<strong>en</strong>tos<br />
de la transición española y que no se han dado cu<strong>en</strong>ta de lo que estaba pasando.<br />
De hecho hemos sido muchos los que hemos disfrutado con la magnífica<br />
narración que hacía Bryce Ech<strong>en</strong>ique <strong>en</strong> La vida exagerada de Martín<br />
Romaña (1981) de los avatares de <strong>un</strong> jov<strong>en</strong> profesor de la Universidad de la Sorbona<br />
(posible remedo de sí mismo) ante cuyos ojos pasaban todos aquellos<br />
acontecimi<strong>en</strong>tos del 68 parisino sin que se <strong>en</strong>terada absolutam<strong>en</strong>te de nada.<br />
¿Qué hemos de percibir para ser capaces de id<strong>en</strong>tificar la peculiaridad del espacio-tiempo<br />
<strong>en</strong> que nos <strong>en</strong>contramos? ¿Cómo podemos notar que la historia o<br />
el acontecer social acaba de dar <strong>un</strong> giro? ¿Cuántas cosas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que pasar, cuántas<br />
s<strong>en</strong>saciones hay que t<strong>en</strong>er, cuántos cambios ti<strong>en</strong>e que haber para que algo<br />
haya cambiado sin posibilidad de vuelta atrás? ¿Cuántos? ¿Cuándo <strong>un</strong> cambio<br />
cuantitativo se convierte <strong>en</strong> cualitativo? Quizá sea <strong>un</strong>a cuestión de sopesar las<br />
cosas. Pero el caso es que aquí se manifiesta <strong>un</strong>a de las discrepancias que mant<strong>en</strong>go<br />
con mis colegas. Creo que ya se han producido sufici<strong>en</strong>tes cambios como<br />
para hablar de <strong>un</strong>a <strong>transformación</strong> radical e irreversible.<br />
De <strong>en</strong>trada ya discrepaba de la preg<strong>un</strong>ta misma que se nos había planteado,<br />
esto es, de la preg<strong>un</strong>ta “¿y después de la postmodernidad, que?”, porque esa preg<strong>un</strong>ta<br />
hace de la postmodernidad <strong>un</strong> tiempo pasado y puede implicar que ha sido<br />
como <strong>un</strong> paréntesis o <strong>un</strong> tiempo muerto que ha discurrido mi<strong>en</strong>tras nos apañábamos<br />
y ahora retomamos la cosa de verdad, la modernidad. No creo que se<br />
pueda aceptar ni <strong>un</strong>a cosa ni la otra: ni tiempo muerto ni retorno. La cuestión<br />
<strong>en</strong> juego es bastante más seria, más grave y más radical. La postmodernidad, antes<br />
que <strong>un</strong>a afirmación, es <strong>un</strong>a negación. Lo primero que señala no es dónde estamos<br />
sino dónde no estamos, y donde ya no estamos es <strong>en</strong> la modernidad.<br />
Este reconocimi<strong>en</strong>to alcanza a veces incluso a qui<strong>en</strong>es lo niegan. Tres de mis<br />
predecesores <strong>en</strong> esta mesa redonda han negado que hayamos dejado atrás la<br />
modernidad, pero si sumamos los cambios que cada <strong>un</strong>o de ellos ha ido recordando,<br />
<strong>en</strong> lo político, <strong>en</strong> la subjetividad, <strong>en</strong> la organización de los Estados, etc.<br />
podemos perfectam<strong>en</strong>te dudar de que nos quede algo característico y f<strong>un</strong>dam<strong>en</strong>tal<br />
de la modernidad. Si la modernidad ti<strong>en</strong>e como figuras c<strong>en</strong>trales históricas<br />
al individuo —la subjetividad construida institucional y disciplinadam<strong>en</strong>te<br />
de <strong>un</strong>a determinada manera— y al Estado-nación, y se nos acaba de recordar<br />
que ese individuo no existe ya tal cual y que el Estado-nación ha perdido su autonomía<br />
y gran parte de sus rasgos y capacidades. No se ha dicho que el individuo<br />
haya desaparecido, aquí estamos <strong>un</strong>os cuantos y <strong>un</strong>as cuantas, pero si que<br />
ya no es ese individuo c<strong>en</strong>tral, c<strong>en</strong>trado y sólido, cuya conci<strong>en</strong>cia se constituye<br />
<strong>en</strong> núcleo de la organización y de la valoración del m<strong>un</strong>do. Tampoco se ha<br />
afirmado que haya desaparecido el Estado, sino que cada vez es más periférico.<br />
¿Qué queda del núcleo de la modernidad que hoy siga ocupando <strong>un</strong> lugar c<strong>en</strong>tral?<br />
Porque hoy sigue habi<strong>en</strong>do también religión, iglesia, superstición y otras<br />
instituciones premodernas, y no por ello creemos estar <strong>en</strong> el medioevo ¿o sí?<br />
Una vez más nos preg<strong>un</strong>tamos ¿cuántas cosas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que cambiar para que haya<br />
cambiado realm<strong>en</strong>te nuestro mom<strong>en</strong>to histórico? Y <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido de acu-