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Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net

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chos ejemplos. Así, si lo midiéramos <strong>en</strong> <strong>en</strong>ergía disponible por habitante y año<br />

veríamos como se produce también <strong>un</strong> salto inm<strong>en</strong>so antes y después de esas<br />

tres fronteras: de 0,5 cv <strong>en</strong> la antigüedad, a 1,6 <strong>en</strong> 1870 y más de 15 hoy. Podíamos<br />

medirlo de otros modos: <strong>en</strong> velocidad de transporte (65 km/día <strong>en</strong> la<br />

antigüedad; 325 hacia 1870; <strong>un</strong>os 60.000 hoy); <strong>en</strong> pot<strong>en</strong>cia explosiva (0,5 kg<br />

de TNT <strong>en</strong> la antigüedad; 500 <strong>en</strong> 1870; 10 elevado a 8 Toneladas de TNT<br />

hoy). Y por supuesto esto afecta a todo; por ejemplo a la esperanza de vida: 22<br />

años <strong>en</strong> la antigüedad; 45 <strong>en</strong> 1870; 68 hoy. Y podría continuar con ci<strong>en</strong>tos de<br />

ejemplos que, <strong>en</strong> todo caso, nos muestran que si <strong>en</strong> algún campo podemos hablar<br />

de progreso de la humanidad, si la teoría clásica del progreso (Turgot, Condorcet)<br />

puede predicarse de algo, ese algo es, sin duda el progreso de los conocimi<strong>en</strong>tos.<br />

Podemos dudar del progreso moral de la humanidad y podemos<br />

preg<strong>un</strong>tarnos si el progreso estético ti<strong>en</strong>e o no s<strong>en</strong>tido, pero no podemos dudar<br />

del progreso cognitivo.<br />

Pero, ¿a que se debe ese progreso? ¿Qué ha impulsado la innovación y el<br />

descubrimi<strong>en</strong>to? Veamos muy rápidam<strong>en</strong>te la causa de los dos primeros saltos.<br />

La revolución neolítica —como la d<strong>en</strong>ominó Gordon Childe— se inicia<br />

hacia el 10.000 a.c. con la aparición de la agricultura, la domesticación de los<br />

animales, la cerámica y la alfarería, seguida del uso del bronce y el hierro y que<br />

da lugar a las primeras ciudades y después los primeros Imperios históricos. Es<br />

el paso de la prehistoria a la historia de la humanidad. Pronto aparecerá la escritura<br />

y el alfabeto.<br />

Pues bi<strong>en</strong>, ¿que fue lo que originó esa oleada inm<strong>en</strong>sa, gigantesca de innovaciones<br />

que va a cambiar por completo la historia de la humanidad? Desde luego<br />

no <strong>un</strong> inv<strong>en</strong>tor pues sabemos que ocurrió <strong>en</strong> varios lugares y <strong>en</strong> distintos mom<strong>en</strong>tos:<br />

el creci<strong>en</strong>te fértil, Egipto, India y China, más tarde <strong>en</strong> mesoamérica y,<br />

según parece, <strong>en</strong> el este de los actuales USA e incluso probablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Nueva<br />

Guinea. Fue, como agudam<strong>en</strong>te observo Ortega y Gasset <strong>en</strong> <strong>un</strong> texto excel<strong>en</strong>te,<br />

la Meditación sobre la técnica 5 (y, sin saberlo, refuerza Diamond) resultado del<br />

puro azar, lo que llamaba la técnica del azar. El contacto continuo de grupos humanos<br />

con <strong>un</strong> <strong>en</strong>torno favorable les habituó espontanea e inconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a<br />

manipular semillas o mamíferos, a vivir con ellos. Y ese espontaneo “vivir con”<br />

dio lugar a <strong>un</strong> apr<strong>en</strong>dizaje, a <strong>un</strong> conocimi<strong>en</strong>to natural y espontáneo, de modo<br />

que nadie se planteó el problema de la innovación, nadie quiso innovar. Por eso<br />

Diamond ofrece <strong>un</strong>a explicación convinc<strong>en</strong>te de los oríg<strong>en</strong>es de la civilización<br />

—de la revolución del neolítico— como simple proceso evolutivo.<br />

Es más sabemos por otros estudios que este tipo de sociedades tradicionales<br />

y estables, recelan de las novedades y las innovaciones; yo las he llamado<br />

(con Malinowski) neófobas 6 . Lo que ocurre es que <strong>en</strong> ellas, por así decirlo, la<br />

(5) J. Ortega y Gasset, Meditación sobre la técnica, Austral, Madrid, 1965 (e. o. 1939).<br />

(6) Como señalaba Malinowski, no existe <strong>un</strong> ansia ext<strong>en</strong>dida por conocer; las cosas nuevas, cual los temas europeos,<br />

les resultan francam<strong>en</strong>te aburridas, la ci<strong>en</strong>cia no existe como poder conductor que critica, r<strong>en</strong>ueva y construye. Véase B. Malinowski,<br />

Magia, ci<strong>en</strong>cia y religión Ediciones de Bolsillo, Barcelona, 1978, p. 36 y 37.<br />

<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />

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