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Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net

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los siglos XVI y XVII, cuando las guerras de religión asolaban Europa. Podrá decirse,<br />

<strong>en</strong> descargo del nuevo imperialismo estado<strong>un</strong>id<strong>en</strong>se, que por injustas e<br />

ilegítimas que sean, las suyas no son guerras de verdad, puesto que se trata sólo<br />

de guerras virtuales (tal como las llama Michael Ignatieff <strong>en</strong> su libro Guerra<br />

virtual, Paidós, 2003) o guerras espectáculo (como las d<strong>en</strong>omina Mary Kaldor<br />

<strong>en</strong> su texto “Haz la ley y no la guerra”, incluido <strong>en</strong> la compilación de Manuel<br />

Castells y Narcís Serra: Guerra y paz <strong>en</strong> el siglo XXI, Tusquets, 2003): interv<strong>en</strong>ciones<br />

exclusivam<strong>en</strong>te esc<strong>en</strong>ográficas (o acontecimi<strong>en</strong>tos mediáticos <strong>en</strong> el citado<br />

s<strong>en</strong>tido de Dayan y Katz), celebradas sólo de cara a la galería sin otro motivo<br />

que el de exhibir espectaculares demostraciones de fuerza para intimidar a<br />

toda la audi<strong>en</strong>cia propia y aj<strong>en</strong>a, pero cuya baja int<strong>en</strong>sidad <strong>en</strong> la causación <strong>un</strong>ilateral<br />

de víctimas (casi todas civiles y <strong>en</strong> su mayoría proced<strong>en</strong>tes del bando<br />

agredido por el neoimperialismo estado<strong>un</strong>id<strong>en</strong>se) no permite considerarlas auténticas<br />

guerras de verdad.<br />

Bi<strong>en</strong>, es posible que sea así, y que por tanto esta belicosidad esc<strong>en</strong>ográfica<br />

o militarismo teatral (tal como lo d<strong>en</strong>omina Emmanuel Todd <strong>en</strong> su libro Después<br />

del imperio, Foca, 2003) no implique necesariam<strong>en</strong>te <strong>un</strong> retorno de la beligerancia<br />

imperante a comi<strong>en</strong>zos de la primera modernidad temprana. Pero teatral<br />

o no, lo cierto es que el recurso a la fuerza ha quebrado las reglas de juego<br />

del ord<strong>en</strong> jurídico internacional, que ha sido abolido de facto para retrotraernos<br />

a <strong>un</strong> caótico estado de naturaleza hobbesiano. Y <strong>un</strong>a vez instaurado ese objetivo<br />

desord<strong>en</strong>, sin más reglas que las escénicas impuestas por la arrogante belicosidad<br />

de los más fuertes, la única estrategia posible es el maquiavélico<br />

realismo político: la dialéctica del amigo y el <strong>en</strong>emigo teorizada por el protonazi<br />

Carl Schmitt. Y a eso no cabe d<strong>en</strong>ominarlo posmodernidad sino reaccionaria<br />

contramodernización.<br />

<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />

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