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Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net

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<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />

74<br />

(ii) En seg<strong>un</strong>do lugar, la postmodernidad es también el desmoronami<strong>en</strong>to<br />

del imaginario moderno, esto es, de la imag<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral que la modernidad ha<br />

construido para situar al ser humano <strong>en</strong> su <strong>en</strong>torno y justificar su propia dinámica,<br />

su propio ord<strong>en</strong>, su propia trama cultural y, <strong>en</strong> definitiva, su formación<br />

histórica. Hay dos elem<strong>en</strong>tos básicos de ese imaginario cuya descomposición ha<br />

sido señalada reiteradam<strong>en</strong>te: la repres<strong>en</strong>tación o refer<strong>en</strong>cia y el futuro como<br />

donador de s<strong>en</strong>tido.<br />

Por <strong>un</strong> lado está la repres<strong>en</strong>tación, esto es, la capacidad de los signos para<br />

referirse de <strong>un</strong>a manera estable y <strong>un</strong>ívoca a las cosas, su capacidad de t<strong>en</strong>er <strong>un</strong><br />

significado constante. Antes de la modernidad el garante de la conexión palabra-cosa<br />

era Dios, pues <strong>en</strong> caso de disputa la corte decisoria se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong><br />

la palabra de Dios, <strong>en</strong> las “sagradas escrituras”. Durante la modernidad todo <strong>un</strong><br />

edificio literario y ci<strong>en</strong>tífico ha ido si<strong>en</strong>do construido para asegurar esa conexión,<br />

a<strong>un</strong>que sea a base de discutir y problematizar la idea misma de repres<strong>en</strong>tación.<br />

Ese ha sido la labor c<strong>en</strong>tral de la filosofía de la conci<strong>en</strong>cia (de Descartes<br />

y Kant a Husserl), de la teoría del l<strong>en</strong>guaje ( de Saussure y Humboldt a<br />

Chomsky) y de la literatura ( de Cervantes y Shakespeare a Joyce). Pero desde<br />

hace mas de cuar<strong>en</strong>ta años han ido brotando cuestionami<strong>en</strong>tos radicales a la supuesta<br />

estabilidad de conexión <strong>en</strong>tre palabras y cosas, desde el liberalismo analítico<br />

de Rorty y la g<strong>en</strong>ialidad de Wittg<strong>en</strong>stein hasta el postmarxismo de los<br />

postestructuralistas (Foucault, Derrida). La posibilidad de repres<strong>en</strong>tación o de<br />

refer<strong>en</strong>cia se nos muestra ahora como inestable e histórico-socialm<strong>en</strong>te condicionada.<br />

De hecho cada vez vemos más nuestro l<strong>en</strong>guaje y nuestro conocimi<strong>en</strong>to<br />

como parte de <strong>un</strong>a interacción constitutiva y performativa —y, por tanto,<br />

histórica y socialm<strong>en</strong>te variable— de lo que <strong>en</strong><strong>un</strong>ciamos, de nuestro<br />

<strong>en</strong><strong>un</strong>ciar y de nosotros mismos como ag<strong>en</strong>tes de la <strong>en</strong><strong>un</strong>ciación.<br />

Por otro lado, y de forma m<strong>en</strong>os abstracta, <strong>en</strong>contramos la pérdida del valor<br />

justificativo o legitimador que habría t<strong>en</strong>ido el futuro para avalar las tomas<br />

de decisión <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te y para la ord<strong>en</strong>ación de los acontecimi<strong>en</strong>tos, principalm<strong>en</strong>te<br />

los pasados. El carácter promisorio del futuro se ha perdido <strong>en</strong> tanto<br />

que refer<strong>en</strong>te social común que dota de s<strong>en</strong>tido a lo que hicimos y hacemos y<br />

<strong>en</strong> tanto que fu<strong>en</strong>te de valor que hace que lo nuevo sea bu<strong>en</strong>o por ser nuevo,<br />

que el futuro sea promisorio por ser futuro, que avanzamos, que progresamos,<br />

etc. No es que ya no haya mañana, que no haya <strong>un</strong> tiempo después del pres<strong>en</strong>te,<br />

sino que el futuro ha dejado de ser aval de mejora y ori<strong>en</strong>tación.<br />

Probablem<strong>en</strong>te el m<strong>un</strong>do del arte sea <strong>en</strong> el que más evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se ha producido<br />

este cambio de ori<strong>en</strong>tación: desde el arte povera (pobre) italiano de los ses<strong>en</strong>ta<br />

y la música p<strong>un</strong>k británica de los set<strong>en</strong>ta al postmodernismo, el minimalismo<br />

o el rock de garaje de los nov<strong>en</strong>ta. De formas y maneras distintas, lo que estos<br />

movimi<strong>en</strong>tos y mom<strong>en</strong>tos estéticos han v<strong>en</strong>ido a expresar es el final de la huida<br />

hacia delante, el final de la id<strong>en</strong>tificación <strong>en</strong>tre innovación y belleza o <strong>en</strong>tre vanguardismo<br />

y arte. Al principio lo más d<strong>en</strong>ostado era el esteticismo, el <strong>en</strong>simismami<strong>en</strong>to<br />

(el arte por el arte, la pura experim<strong>en</strong>tación, etc.) propia de los distintos<br />

modernismos de la primera mitad del siglo XX. Después lo que se ha ido reafir-

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