Los jóvenes en un mundo en transformación Prof ... - Xuventude.net
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<strong>Los</strong> <strong>jóv<strong>en</strong>es</strong> <strong>en</strong> <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do <strong>en</strong> <strong>transformación</strong><br />
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de la España castiza, con lo cual <strong>en</strong>tramos así <strong>en</strong> el poder de la creatividad y tal<br />
vez qui<strong>en</strong>es realm<strong>en</strong>te sab<strong>en</strong> más de creatividad son las plantas, que son capaces<br />
de transformar el estiércol <strong>en</strong> luz —qué maravilla—, porque si no hay estiércol<br />
no hay luz.<br />
Evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, el problema que hay, que nosotros desde <strong>un</strong>a perspectiva<br />
integrativa y de consci<strong>en</strong>cia fr<strong>en</strong>te a la curación humana planteamos, es que cada<br />
día la sociedad se mueve <strong>en</strong> <strong>un</strong>os planteami<strong>en</strong>tos agotados, y con visos evid<strong>en</strong>tes<br />
de desori<strong>en</strong>tación <strong>en</strong>tre <strong>un</strong> consumismo desorbitado como elem<strong>en</strong>to de<br />
vida y <strong>un</strong> miedo extremo a la interioridad y a la incertidumbre. El sometimi<strong>en</strong>to<br />
de la Naturaleza, el todo reducido a vida exterior basada <strong>en</strong> el control<br />
competitivo y el desarraigo de la conci<strong>en</strong>cia tra<strong>en</strong> como consecu<strong>en</strong>cia la pérdida<br />
de la moral. No se puede tirar todo por la borda puesto que es def<strong>en</strong>dible<br />
que esta sociedad que ha surgido de los planteami<strong>en</strong>tos racionalistas y ci<strong>en</strong>tíficos<br />
ha permitido <strong>un</strong> conocimi<strong>en</strong>to del m<strong>un</strong>do material y <strong>un</strong>a com<strong>un</strong>icación <strong>en</strong><br />
ese ámbito. Y es esto lo que parece que ya ha llegado a su fin.<br />
Difícilm<strong>en</strong>te podemos plantear <strong>un</strong>a sociedad elevada, si ti<strong>en</strong>e como destino<br />
el Alzheimer, cuando <strong>en</strong> los viejos pueblos, el s<strong>en</strong>ado, los mayores, eran los portadores<br />
del saber. No digamos sigui<strong>en</strong>do el elem<strong>en</strong>to salud donde quedan las<br />
galopantes alergias que implican nuestro alejami<strong>en</strong>to de la Naturaleza ya que<br />
hasta el propio pol<strong>en</strong> nos está haci<strong>en</strong>do <strong>en</strong>fermar, las depresiones y ansiedades,<br />
etc., parece que la sociedad está de baja ó de parto, según se mire.<br />
Días atrás <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>tación de <strong>un</strong> libro discutía amigablem<strong>en</strong>te con<br />
Eduard P<strong>un</strong>set —periodista de divulgación ci<strong>en</strong>tífica—<br />
Él decía: —Sí, pero el reduccionismo es muy importante porque si no fuera<br />
por el reduccionismo, el oscurantismo todavía nos estaría asfixiando”,<br />
Y yo le contestaba:<br />
—Eduard, está muy bi<strong>en</strong> lo que dices, pero es muy importante que t<strong>en</strong>gas<br />
<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>un</strong>a cosa. En este mom<strong>en</strong>to, las teorías del caos, los nuevos paradigmas<br />
que se están proponi<strong>en</strong>do son para el reduccionismo lo que el reduccionismo<br />
fue para el oscurantismo, y no podemos quedarnos <strong>en</strong> el reduccionismo<br />
<strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tos como panacea de la seguridad.<br />
Dicho esto, lo que planteamos, es que concebimos que la sociedad es <strong>en</strong> estos<br />
precisos mom<strong>en</strong>tos determinista y reduccionista y que está concebida como<br />
<strong>un</strong>a máquina cartesiana, newtoniana, de relojería, <strong>en</strong> la cual, muerto Dios, después<br />
de Descartes y de Newton, efectivam<strong>en</strong>te, el ci<strong>en</strong>tífico se ha hecho el dueño,<br />
el amo y el señor. En el m<strong>un</strong>do de la clínica, t<strong>en</strong>emos muy claro que el <strong>en</strong>fermo<br />
—desgraciadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la clínica oficial— no ocupa <strong>un</strong> lugar; lo que está<br />
ahí es el clínico y la <strong>en</strong>fermedad, y cuando el <strong>en</strong>fermo habla se le recomi<strong>en</strong>da<br />
con poder que se calle porque él no ti<strong>en</strong>e ni idea de lo que le está sucedi<strong>en</strong>do.<br />
Y además no se trata al paci<strong>en</strong>te como <strong>un</strong> organismo, <strong>un</strong>a totalidad, sino que<br />
se trata simple y s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te a <strong>un</strong>a parte, a <strong>un</strong> síntoma que es el reflejo de <strong>un</strong>a<br />
totalidad y de <strong>un</strong> organismo, y <strong>en</strong> absoluto <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to se está t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong><br />
cu<strong>en</strong>ta lo que es el ser humano. El ser humano no es <strong>un</strong>a pieza, la <strong>en</strong>fermedad<br />
no es <strong>un</strong>a pieza, el síntoma no es <strong>un</strong>a pieza. Por eso esta sociedad se está per-