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Alimentación salud y cultura - SANHISO C. International health and ...

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AlimentAción, sAlud y culturA: encuentros interdisciplinAres<br />

305<br />

Una primera lectura de las respuestas de quienes participaron en<br />

estos estudios evidencia que la mayoría absoluta de los participantes<br />

se clasificó en una figura que representaba un peso diferente de aquél<br />

que les fue medido tres años más tarde, siendo lo más frecuente la<br />

elección de una figura más delgada que la observada después. Concretamente,<br />

un 55,2% de los encuestados se identificaron más esbeltos<br />

el año 2000 que lo indicado por su IMC en 2003; un 41,7% de los encuestados<br />

se clasificó a sí mismo de la misma forma en la que fue clasificado<br />

según los indicadores antropométricos de corpulencia; mientras<br />

que solamente un 3,2% se sintió representado con una figura más<br />

corpulenta que aquella que lo caracterizaba desde una perspectiva<br />

médica el año 2003. En síntesis, un 58,3% de las personas presenta<br />

datos discordantes en ambas mediciones, lo que a su vez se refleja<br />

en el hecho del que el índice de acuerdo entre las variables de ambas<br />

encuestas sea bajo (Kappa = 0,126), pese a que a existe una dependencia<br />

estadísticamente significativa entre la autoevaluación del peso<br />

corporal y las clases de corpulencia según la OMS. La tendencia coincide<br />

bastante con los resultados de un estudio anterior realizado en<br />

Santiago de Chile (Atalah, Urteaga y Rebolledo, 2004).<br />

Estos datos pueden dar cuenta de dos hechos: o se produjo en<br />

el plazo de tres años un cuantioso y masivo aumento de peso en los<br />

encuestados, o la mayoría de las personas subestimó su peso corporal<br />

en la primera medición. Si bien es posible que ambos fenómenos<br />

estén entremezclados en estas cifras, la segunda lectura parece más<br />

viable, pues, aunque en tres años las personas hayan variado su peso,<br />

esta variación debió ser muy gr<strong>and</strong>e para cambiar de una clase de<br />

corpulencia a otra en ese plazo y es poco probable que tal cambio se<br />

haya producido en más de la mitad de los encuestados 10 .<br />

primer estudio estaban también disponibles para participar en el segundo. Aunque la<br />

mayoría de los casos de la ENS participaron de la ECV 2000 (59%), puede existir un<br />

patrón común entre los entrevistados asociado a su voluntad de responder. Segundo,<br />

la pregunta de percepción fue aplicada tres años antes que la medición, de modo que<br />

las divergencias pueden reflejar diferencias entre los datos, pero también cambios en<br />

el peso producido en esa época. Tercero, la pregunta de percepción tiene etiquetada a<br />

las figuras y puede que las personas hayan respondido por las categorías más que por<br />

las figuras que lo representaban. Esto pudo haber aumentado las respuestas de lo que<br />

es deseable socialmente contestar.<br />

10 Para dar un ejemplo, una persona con un IMC normal, que mide 1,60 metros y<br />

que pesa 50 kilos, debería aumentar 14 kilos en tres años para poder decir que su IMC

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