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Alimentación salud y cultura - SANHISO C. International health and ...

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Diversos autores<br />

nosotros la decisión de comprar o invertir en la transformación de<br />

nuestro cuerpo. El ideal de delgadez se presenta como un valor alcanzable,<br />

que nos hará sentir mejor, más <strong>salud</strong>ables y adquirir un mayor<br />

prestigio social. El cuerpo se transforma en un «objeto», en algo que<br />

podemos construir, moldear a nuestro antojo. La promoción de productos<br />

y servicios para reducir peso recurre a estrategias publicitarias<br />

basadas en reclamos como «rapidez», «sin esfuerzo», «solución definitiva»,<br />

«de manera natural», «al alcance de todos los bolsillos». Adelgazar<br />

se presenta, así pues, como una cuestión de disciplina, de voluntad. El<br />

mensaje está claro: «si tú quieres, es posible» (de lo cual podríamos deducir<br />

que «si estás gordo, es porque quieres»). Sin embargo, la realidad<br />

es muy diferente; la idea de que podemos gobernar nuestro cuerpo<br />

no es sino la consecuencia de un mercado que se ha movilizado para<br />

crear verdaderas empresas de ilusión, que nos muestra un estándar<br />

de belleza irreal, inalcanzable para la mayoría de personas. Intentar<br />

adelgazar puede convertirse en una carrera de obstáculos interminable,<br />

pero en el pensamiento de muchas personas con «problemas de<br />

peso» subyace un único pensamiento: quizá el milagro del triunfo por<br />

ser delgados merezca cualquier sacrificio (Alemany, 1996; Contreras<br />

y Gracia, 2005; Díaz Rojo, Morant i Marco y Westall Pistón, 2006; Esteban,<br />

2004a; Gracia y Comelles, 2007; Guerrero, 2004; Martínez, 2004;<br />

Toro, 1999; Ventura, 2000; Vera, 1998).<br />

En una sociedad compleja como la nuestra, los medios de comunicación<br />

son, con toda probabilidad, uno de los más poderosos<br />

transmisores de los ideales corporales. La difusión de mensajes, especialmente<br />

a través de la publicidad, que equiparan la posesión de un<br />

cuerpo delgado con una mejor <strong>salud</strong>, ha contribuido en gran medida<br />

a la penalización del exceso de peso. Aunque quizá los estándares de<br />

belleza y delgadez puedan no ser promovidos en exclusiva por los<br />

medios de comunicación, ni incluso ser originados por ellos, sí es<br />

cierto que han contribuido poderosamente a reforzar y difundir este<br />

ideal. Podemos decir que estos medios tienen la capacidad de reflejar,<br />

pero también de construir, el ideal estético dominante (Archer, 2005;<br />

Gracia, 1997).<br />

La publicidad de productos y servicios para reducir peso se complementa<br />

con la divulgación de temas sanitarios referentes a los peligros<br />

que puede acarrear el exceso de peso o los beneficios que comporta<br />

su pérdida. Los fabricantes recurren al soporte de los expertos

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