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Alimentación salud y cultura - SANHISO C. International health and ...

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Diversos autores<br />

cia que nuestro medio otorga a la imagen corporal trasciende aquello<br />

que es puramente estético, y acaba form<strong>and</strong>o parte de aquello que<br />

consideramos que las personas son, de sus cualidades y de sus defectos.<br />

Para muchas personas el cuerpo se convierte en el referente<br />

más importante de la propia identidad (Bañuelos, 1994; Espeitx, 2006;<br />

Esteban, 2004a; Martín, 2008; Martínez, 2004; Serna de Pedro, 2004;<br />

Vera, 1998). La consolidación de la sociedad de consumo y el papel<br />

de los medios de comunicación social en la difusión del ideal estético<br />

han contribuido poderosamente a ello. El cuerpo se ha convertido en<br />

centro de múltiples atenciones y, al mismo tiempo, objeto de gr<strong>and</strong>es<br />

inversiones. El cuerpo representa uno de los espacios privilegiados de<br />

consumo y, a la vez, uno de los objetos más frecuentemente mercantilizados:<br />

cuerpo como agente activo de consumo, pero también como<br />

mercancía (Martínez, 2002/2003).<br />

La percepción que el individuo tiene del propio cuerpo está mediatizada<br />

por las exigencias que la sociedad ha creado respecto a la<br />

apariencia física, al estándar de belleza imperante que establece aquello<br />

que socialmente se considera aceptable. Así, la imagen corporal, es<br />

decir, la manera en que el cuerpo se nos manifiesta, no es solo una<br />

construcción individual, sino también una construcción social, colectivamente<br />

elaborada y que adquiere sentido y ha de ser interpretada<br />

en su propio contexto; constituye un lenguaje mediante el cual se<br />

transmiten mensajes de gran significación en la interacción social (Espeitx,<br />

2008; Le Breton, 1998; Perpiñá, 2003; Schilder, 1950; Lopes de<br />

Sousa, 2008). Esta imagen corporal no es necesariamente consistente<br />

con la apariencia física real, sino que está influida por las actitudes<br />

y las valoraciones que los individuos hacen de su propio cuerpo. En<br />

nuestra sociedad la preocupación por adaptarse al ideal corporal de<br />

delgadez crea en muchas personas una verdadera sumisión frente a la<br />

exigencia colectiva, frente a las miradas y las reacciones de los otros,<br />

pero también frente a la mirada proyectada por el sujeto sobre su<br />

propio cuerpo (Espeitx, 2006; Izquierdo, 2008: Le Breton, 1998). Estar<br />

delgado es una condición sine qua non de buena imagen corporal. Ni<br />

hombres ni mujeres escapan a los imperativos de este ideal estético.<br />

Sin embargo, los modelos que se nos proponen son diferentes para<br />

hombres y para mujeres. La imagen corporal valorada en los hombres<br />

pasa en mayor medida por la musculación, mientras que en las mujeres<br />

se valora la delgadez, la esbeltez. La insatisfacción corporal y la

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