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Alimentación salud y cultura - SANHISO C. International health and ...

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Diversos autores<br />

Las décadas de 1920 y 1930 resultaron claves para el desarrollo de<br />

la <strong>salud</strong> pública española. Se alcanzaron, de modo particular durante<br />

el período de la II República, las mayores cotas de institucionalización<br />

(Bernabeu-Mestre, 2007; Bernabeu-Mestre, Barona, 2008). En aquel<br />

contexto, que no puede aislarse de lo que estaba ocurriendo en el<br />

contexto sanitario internacional en materia de alimentación y nutrición<br />

(Barona, 2007: 253), hay que situar los principales antecedentes<br />

en relación con la institucionalización de la nutrición comunitaria<br />

española y, más concretamente, las actividades que se generaron desde<br />

la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid, a través de su Sección<br />

de Higiene de la <strong>Alimentación</strong> y de la Nutrición, entre 1930 y 1936<br />

(Bernabeu, Esplugues, Galiana, 2007: 451).<br />

Siguiendo las recomendaciones del Comité Internacional de Higiene<br />

de Ginebra, y más concretamente las emanadas del Comité de<br />

Expertos en Nutrición reunido en Roma en 1932 (Jiménez, Jiménez,<br />

1934: 25), las investigaciones desarrolladas por la Escuela Nacional de<br />

Sanidad aplicaron dos tipos de metodología: hacer el cálculo partiendo<br />

de las cantidades consumidas de cada alimento en todo el país, o<br />

bien conocer exactamente, mediante encuestas alimentarias, lo que<br />

comían un número determinado de individuos para calcular así la<br />

ración media (Carrasco, 1934: 8).<br />

Con el método de la encuesta alimentaria se abordó el estado<br />

nutricional de la provincia de Jaén (Jiménez, Jiménez, 1934: 29-33). De<br />

acuerdo con lo que suele ser una constante en las transiciones nutricionales<br />

y alimentarias (Nicolau, 2005: 26), los resultados pusieron de<br />

manifiesto que la clase acomodada adulta ingería una dieta hiperproteica,<br />

y la base de su alimentación la formaban la leche, los huevos y<br />

la carne —y de ésta, abundante de cerdo—. Al no consumir vegetales<br />

la alimentación, además de hipernitrogenada, resultaba hiperurínica,<br />

con las consecuencias que ello podía tener sobre las arterias, riñón,<br />

etc., con derivaciones hacia reuma, diabetes u obesidad (Jiménez, Jiménez,<br />

1934: 29).<br />

La clase media adulta ingería una alimentación más higiénica que<br />

la clase acomodada. Consumían menos proteínas, lo que suplantaban<br />

por harina y pan. Aunque tomaban vegetales, lo hacían en poca cantidad.<br />

Por su parte, la clase obrera adulta era la que mostraba una<br />

situación más preocupante. Un porcentaje elevado (cercano al 80 %)<br />

no tomaba ni carne, ni huevos, ni leche, y su base de alimentación era

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