02.08.2021 Views

ready-player-one-ernest-cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

un montón de detalles.

Ella arqueó una ceja.

—Un proyecto bastante ambicioso —admitió—. Aunque supongo que

sabes que casi la mitad de la población de este planeta se muere de hambre,

¿no?

Me pareció que lo decía sin malicia, como si realmente creyera posible

que yo ignorara el dato.

—Sí, lo sé —respondí, a la defensiva—. Y eso es porque nosotros nos

hemos cargado el planeta. La Tierra se está muriendo. Es hora de irse.

—Tu visión me parece muy negativa —dijo—. Si gano yo toda esa pasta,

me propondré que todo el mundo tenga qué comer. Una vez erradicada el

hambre del mundo, ya pensaremos en la manera de mejorar el medio

ambiente y resolver la crisis energética.

Entorné los ojos, escéptico.

—Sí, claro. Y una vez hayas obrado el milagro, creas mediante

ingeniería genética a un grupito de pitufos y unicornios para que se paseen

por ese mundo perfecto que habrás creado.

—Hablo en serio.

—¿De veras crees que es tan sencillo? ¿Que puedes extender un cheque

de doscientos cuarenta mil millones de dólares y solucionar los problemas

del mundo?

—No lo sé. Tal vez no. Pero pienso intentarlo.

—Si ganas.

—Eso, si gano.

En ese preciso instante, el reloj de Oasis marcó las doce de la noche. Los

dos lo supimos en el segundo en que sucedió, porque en el estrado apareció

el trono y sentado en él Acererak, inmóvil, con el mismo aspecto que tenía

cuando yo había entrado en el aposento.

Art3mis alzó la vista para mirarlo y volvió a fijarse en mí. Sonrió y se

despidió con la mano.

—Nos vemos por ahí, Parzival.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!