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Oasis para la emisión de vídeos, con el que, por una cuota mensual, todo el

mundo podía tener su propio canal de televisión. Los usuarios conectados a

la simulación podían entrar en ella y ver los CPO de los usuarios del mundo

entero. Lo que cada cual emitía en su canal y las personas autorizadas a

verlo, eran decisión del «dueño» de la cadena. La mayoría de los usuarios

optaba por disponer de un «canal voyeur», que equivalía a ser la estrella de

tu propio reality show las veinticuatro horas del día. En ese caso, unas

cámaras virtuales seguían a los avatares por Oasis y transmitían sus

actividades diarias. Podía limitarse el acceso al canal de modo que sólo los

amigos pudieran verlo o cobrar por entrar en el CPO. Muchos famosillos y

actores porno lo hacían y vendían sus vidas virtuales a tanto el minuto.

También había gente que usaba su CPO para emitir imágenes en directo

de sí mismos en el mundo real, de su perro o de sus hijos. Algunos sólo

programaban dibujos animados antiguos. Las posibilidades eran infinitas y

la variedad de material disponible parecía crecer y sofisticarse con el paso

de los días: veinticuatro horas al día de vídeos para fetichistas del pie

emitidos en países de la Europa oriental; porno amateur donde aparecían

unas pervertidas madres de familia futbolistas residentes en Minnesota. Lo

que quisieras. Todas las rarezas que la mente humana fuera capaz de

concebir se grababan y se emitían online. El inmenso descampado de la

programación televisiva había alcanzado al fin su cenit y las personas

corrientes ya no estaban limitadas a quince minutos de fama. En ese

momento, podían salir por la tele todos los días en cualquier ocasión,

independientemente de que los mirara alguien o no.

Parzival TV no era un canal voyeur. En realidad, el rostro de mi avatar

no aparecía nunca. Lo que yo hacía era programar una selección de series

clásicas de los ochenta, anuncios antiguos, dibujos animados, videoclips y

películas. Muchas películas. Los fines de semana, pasaba largometrajes

japoneses antiguos de monstruos y algún anime vintage. Lo que me

apeteciera. Lo cierto es que no importaba mucho qué programara. Mi avatar

seguía siendo uno de los Cinco de Arriba, por lo que mi canal atraía a

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