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Me alejé de la multitud y regresé a mi guarida, aunque esforzándome por

no correr y volviendo la vista atrás constantemente para asegurarme de que

no me siguieran. En cuanto estuve de nuevo en la furgoneta, cerré la puerta

con llave y me acurruqué, hecho un ovillo, en un rincón, donde permanecí

largo rato.

Finalmente el impacto de lo sucedido fue remitiendo y la cruda realidad

empezó a imponerse. Mi tía Alice y su novio Rick habían muerto, lo mismo

que todos los demás residentes de su caravana, de la torre donde se

encontraba y de las circundantes. Incluida la dulce señora Gilmore. Si yo

hubiera estado en casa, también habría muerto.

Tenía la adrenalina por las nubes, pero no sabía qué debía hacer, pues la

mezcla de temor y rabia me paralizaba. Pensé en conectarme a Oasis y

llamar a la Policía, pero sabía cómo reaccionaría cuando contara mi historia.

Me tomarían por loco. Y si llamaba a los medios de comunicación, sucedería

lo mismo. Nadie me creería. A menos que revelara que era Parzival, y tal

vez ni siquiera entonces. Carecía de pruebas contra Sorrento y los sixers.

Todas las evidencias de la bomba que habían colocado habían desaparecido,

seguramente, bajo los restos del desastre.

Revelar mi identidad al mundo entero para poder acusar a una de las

empresas más poderosas del mundo de haber intentado sobornarme no me

parecía el paso más inteligente. Nadie me creería. Si casi no lo creía ni yo.

IOI había intentado matarme. Para impedir que pudiera ganar en una

competición de videojuegos. Era una locura.

Por el momento mi guarida parecía un lugar seguro, pero sabía que no

podía quedarme mucho tiempo más en las Torres. Cuando los sixers

descubrieran que seguía vivo, regresarían en mi busca. Tenía que largarme

de allí cuanto antes. Pero no podría hacerlo hasta que tuviera algo de dinero

y todavía faltaban un día o dos para que me ingresaran los cheques de los

cobros. Tendría que esperar hasta entonces. Lo que sí podía hacer era hablar

con Hache, advertirle de que era el siguiente en la lista de los sixers.

Además, necesitaba ver un rostro amigo.

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