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CONFIRMAR para pagar el pasaje y mi avatar desapareció.

Una milésima de segundo después ya me encontraba de pie en el interior

de una cabina telefónica antigua, de los ochenta, en una estación de

autobuses Greyhound. Abrí la puerta y salí.

Fue como si hubiera viajado en una máquina del tiempo. Por allí se

paseaban varios PNJ vestidos con ropa de la década. Una mujer con un

peinado alto, claro enemigo de la capa de ozono, movía la cabeza de un lado

a otro al ritmo de la música que salía de su walkman. Había un niño apoyado

en una pared, jugando con un cubo de Rubik, que llevaba una cazadora gris

de Members Only. Un punki con cresta estaba sentado en una silla de

plástico y veía la reposición de un capítulo de Riptide en un televisor que

funcionaba con monedas.

Localicé la salida y me dirigí a ella mientras desenvainaba la espada.

Toda la superficie de Middletown era una zona de combate PvP, por lo que

debía proceder con cautela.

Poco después de que se iniciara La Cacería, el planeta se había

convertido en la Estación Central y las doscientas cincuenta y seis copias de

la ciudad natal de Halliday fueron puestas patas arriba y saqueadas por una

sucesión interminable de gunters que buscaban llaves y pistas. La teoría

popular que circulaba en los tablones de mensajes era que Halliday había

creado tantas copias de su ciudad para que varios avatares pudieran buscar al

mismo tiempo sin tener que pelear por ocupar un mismo espacio. Toda

aquella búsqueda, claro está, había terminado en nada. Allí no había llaves.

Ni pistas. Ni Huevo. Desde entonces, el interés por el planeta había

menguado espectacularmente. Pero era probable que algunos gunters

siguieran acercándose por allí de vez en cuando.

Si, cuando llegara a casa de Halliday, me encontraba con algún otro

gunter, pensaba salir corriendo, robar un coche y conducir unos treinta y

cinco kilómetros (en cualquier dirección) hasta la siguiente copia de

Middletown. Y así sucesivamente, hasta encontrar una copia de la casa que

no estuviera ocupada.

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