02.08.2021 Views

ready-player-one-ernest-cline

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de que hubiera franqueado la Segunda Puerta, la puntuación de Sorrento

volvió a crecer otros treinta mil puntos, lo que indicaba que acababa de

encontrar la Llave de Cristal.

Permanecí sentado en mi fortaleza, observando los monitores,

observando cómo se desarrollaba todo con una mezcla de asombro y

espanto. No tenía sentido negar la evidencia. El final del concurso estaba

cerca. Y no iba a terminar como yo siempre había creído: con la victoria de

algún gunter noble y digno de ella, que encontraría el Huevo de Pascua. De

hecho, llevaba cinco años y medio engañándome. Todos nos habíamos

engañado. Esa historia no iba a tener un final feliz. Iban a ganar los malos.

Pasé las siguientes veinticuatro horas en un estado de nerviosismo raro,

consultando obsesivamente La Tabla cada cinco segundos, temiendo asistir

al final de un momento a otro.

Sorrento, o alguno de sus numerosos «expertos en Halliday», había sido

capaz, sin duda, de descifrar el acertijo y de localizar la Segunda Puerta.

Pero a pesar de tener la prueba de ello delante de mis propias narices, en los

resultados de La Tabla, todavía me costaba creerlo. Hasta ese momento, los

sixers sólo habían avanzado siguiendo a Art3mis, a Hache o a mí. ¿Cómo era

posible que aquellos mismos capullos ignorantes hubieran encontrado la

Segunda Puerta por su cuenta? Tal vez habían tenido suerte. O tal vez

hubieran descubierto alguna manera nueva e innovadora de hacer trampas.

¿Cómo si no habían podido resolver el acertijo tan deprisa, cuando Art3mis

no había sido capaz de hacerlo a pesar de contar con una ventaja de varios

días?

Tenía la cabeza como una bola de plastilina. No lograba encontrarle el

menor sentido a la pista grabada en la Llave de Jade. Me había quedado sin

ideas. No se me ocurría nada, por malo que fuese. No sabía qué hacer, dónde

buscar.

La noche avanzaba, y los sixers seguían adquiriendo copias de la Llave

de Cristal. Cada vez que sus puntuaciones aumentaban era como si me

clavaran un puñal en el corazón. Pero no podía dejar de revisar La Tabla.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!