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llamado Miko, que hacía sonar un silbato especial para llamar a los robots

cuando necesitaba que acudieran en su ayuda. Yo había visto los cincuenta y

dos episodios de los Gigantes del espacio (de lo más cutre), del derecho y

del revés, mientras engullía fritos de maíz y tomaba notas. Pero después de

aquella maratón de tele, seguía sin entender el significado de «La cuarteta».

Estaba ante otro callejón sin salida. Y llegué a la conclusión de que Halliday

debía de referirse a algún otro silbato.

Y entonces, un sábado por la mañana, finalmente, tuve una pequeña

revelación. Estaba viendo una serie de anuncios de cereales de los ochenta,

cuando me dio por preguntarme por qué los fabricantes habían dejado de

incorporar juguetes de regalo a las cajas. En mi opinión, aquello era una

tragedia, una señal más de que la civilización se estaba yendo a la mierda.

Estaba pensando en todo aquello cuando en la pantalla apareció un anuncio

viejo de los cereales Cap’n Crunch. Entonces establecí la relación entre el

primer y el tercer verso de la cuarteta: «Una llave de Jade oculta el capitán/

…/mas el silbato sólo harás sonar…»

Halliday hacía referencia al célebre pirata informático de los setenta,

John Draper, más conocido por su alias, Capitán Crunch. Draper fue uno de

los primeros piratas telefónicos del mundo y se hizo famoso por descubrir

que los silbatos de plástico que incorporaban de regalo las cajas de cereales

Cap’n Crunch podían usarse para realizar llamadas de larga distancia, pues

emitían un tono de dos mil seiscientos hercios, que engañaba al sistema

telefónico analógico y permitía el acceso gratuito a la línea.

«Una Llave de Jade oculta el capitán.»

Tenía que ser eso. «El capitán» era Cap’n Crunch y «el silbato», el

famoso regalo de plástico, arcano de la piratería telefónica.

Tal vez la Llave de Jade estuviera camuflada en forma de uno de

aquellos silbatos de juguete, oculto en una caja de cereales Cap’n Crunch…

Pero ¿dónde se ocultaba aquella caja?

«En hogar viejo y decrépito.»

Yo seguía sin saber a qué hogar viejo y decrépito se refería ese verso, ni

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