02.08.2021 Views

ready-player-one-ernest-cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Me bastaron unos minutos para darme cuenta de que allí estaba

perdiendo el tiempo. La exposición del Museo GSS estaba configurada de

manera que fuera imposible sustraer ninguna de las piezas expuestas, por lo

que los trofeos no podían «pasar a mi crédito». Pasé un buen rato tratando en

vano de separar con un soplete láser uno de ellos de su pedestal, antes de

rendirme.

Otro callejón sin salida. Ese viaje había sido una pérdida de tiempo de

principio a fin. Miré a mi alrededor por última vez, intentando no dejarme

vencer por la desesperación.

Decidí regresar a la superficie por otra ruta, a través de alguna sección

del museo que no hubiera explorado en su totalidad en mis visitas anteriores.

Recorrí varios túneles que me condujeron a una inmensa caverna. Contenía

una especie de ciudad subterránea compuesta por pizzerías, boleras,

colmados abiertos las veinticuatro horas y, por supuesto, salones recreativos.

Pasé por el laberinto de calles vacías y me metí en un callejón sin salida

frente a una pizzería pequeña.

Y al ver el nombre del local me quedé de piedra.

Se llamaba Happytime Pizza y era la réplica de un pequeño negocio

familiar que había existido en la ciudad natal de Halliday a mediados de los

ochenta. Halliday parecía haber copiado la configuración de Happytime

Pizza de su simulación de Middletown y haber ocultado aquel duplicado allí,

en el museo de Archaide.

¿Qué coño hacía allí metida? Yo no había visto nunca que se mencionara

su existencia en ninguno de los tablones de anuncios de gunters ni en las

guías de estrategia. ¿Era posible que nadie la hubiera visto hasta ese

momento?

Halliday mencionaba Happytime Pizza varias veces en su Almanaque y

yo sabía que guardaba buenos recuerdos de aquel local. Lo frecuentaba al

salir de clase, para retrasar el momento de volver a su casa.

El interior recreaba con todo lujo de detalles el ambiente de uno de

aquellos establecimientos clásicos, tan de moda en los ochenta, que eran

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!