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Online Industries. IOI (que se pronunciaba «aiouai»), era un conglomerado

global de empresas de comunicación, además del mayor suministrador del

servicio de internet. Gran parte del negocio de IOI se concentraba en

proporcionar acceso a Oasis y en vender bienes y servicios dentro de él. Por

eso, IOI había intentado lanzar varias operaciones hostiles de compra de

Gregarious Simulation Systems, todas ellas fallidas. Desde hacía un tiempo

intentaban hacerse con el control de GSS aprovechándose de un vacío en el

testamento de Halliday.

IOI había creado un nuevo departamento en la empresa llamado

«División de Ovología». (El término, originalmente, hacía referencia a «la

ciencia sobre el estudio de los huevos de ave», pero en los últimos años

había adoptado una segunda acepción: la «ciencia» de la búsqueda del Huevo

de Pascua de Halliday.) La División de Ovología de IOI tenía un solo

propósito: ganar la competición de Halliday y hacerse con el control de su

fortuna, su empresa y del mismo Oasis.

Como a casi todos los gunters, a mí también me horrorizaba la idea de

que IOI controlara Oasis. La maquinaria de su departamento de

comunicación había dejado las cosas muy claras: IOI creía que Halliday

nunca había sacado todo el partido económico posible a su invento y estaba

dispuesto a poner remedio a la situación. Pasarían a cobrar una tarifa

mensual para acceder a la simulación. Es decir, que dejaría de ser gratuita, la

privacidad y el anonimato de los usuarios desaparecerían, y aparecerían

banners publicitarios en todas las superficies visibles. Oasis dejaría de ser la

utopía abierta en la que yo me había criado y se convertiría en una distopía

controlada por una empresa, en un parque temático costoso sólo al alcance

de una elite adinerada.

IOI exigía a sus cazadores de huevos, a los que llamaba «ovólogos», que

usaran su código de empleado como nombre de su avatar en Oasis. Aquellos

códigos se componían de seis dígitos y empezaban por el número seis, por lo

que todo el mundo empezó a llamarlos «sixers».

Para convertirte en un sixer debías firmar un contrato en el que se

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